debeleer.com >>> chapter1.us
La dirección de nuestro sitio web ha cambiado. A pesar de los problemas que estamos viviendo, estamos aquí para ti. Puedes ser un socio en nuestra lucha apoyándonos.
Donar Ahora | Paypal


Como Puedo Descargar Libros Gratis Pdf?


Unida a los guerreros (Programa de novias interestelares 4) – Grace Goodwin

H C A P Í T U L O 1 annah Johnson, Centro de Procesamiento de Novias Interestelares, planeta Tierra UNA VENDA CUBRÍA MIS OJOS, pero podía oír el suave murmullo de varias voces masculinas susurrando a mi alrededor. Giré mi cabeza hacia la izquierda, y luego hacia la derecha, pero no podía ver nada más que oscuridad. Algo suave como la seda, pero líquido como chocolate derretido, se envolvía alrededor de mi cuello como un collar de calor líquido. Cuando el círculo estuvo hecho, mis sentidos se intensificaron. El aroma del miembro de mi compañero flotaba en el aire, y sabía que estaba de pie enfrente de mí. Podía oler el picoso aroma de su excitación. Conocía muy bien el exótico sabor de su placer en mis labios. ¿Cómo sabía cuál era su sabor? ¿Cómo sabía que el collar que estaba alrededor de mi cuello me conectaba, de alguna manera, a él? Tiré de mis cadenas tratando de alcanzarlo, de saborearlo, pero las gruesas correas que juntaban mis muñecas sobre mi cabeza impedían que lo hiciera. El deseo que sentía por mis compañeros y el poder del vínculo que teníamos era fuerte, pero todo lo que podía hacer era mantenerme de pie, desnuda, y esperar. El aroma de mi propia piel y de algo peculiarmente metálico inundó el aire. Podía sentir una suave corriente de aire, ligeramente frío, recorriendo mi piel desnuda. Mis piernas estaban en una postura abierta. Tiré de las ataduras que estaban sobre mi cabeza e intenté dar un paso al frente, pero me di cuenta de que unas gruesas correas alrededor de mis tobillos me inmovilizaban. Di una patada, pero noté que, aunque tenía algunos centímetros de libertad, no podría liberarme de ellas. Todo lo que podía hacer era esperar. Mis oídos se esforzaban para oír pasos, algún crujido de telas, cualquier cosa que me advirtiera qué sucedería después. Me sentía confundida e intranquila, pero mi cuerpo estaba deseoso, anhelando sentir el contacto de mi compañero. Este pensamiento casi me sumió en pánico, y mi corazón latía con tanta fuerza que temía que explotara y saliera de mi tórax. ¿Qué era esto? ¿Por qué estaba desnuda? ¿Dónde demonios me encontraba? Esto no era para lo que me había anotado cuando me ofrecí voluntariamente a participar en el Programa de Novias Interestelares. Se suponía que debía ser asignada a un compañero que fuese perfecto para mí y solo para mí. Se suponía que debía sentirme apreciada y amada, y… Como si lo hubiese llamado, una enorme mano se posó sobre mi hombro y se deslizó hacia el costado de mi cuello. Incluso con los ojos vendados podía sentir la fuerza bruta en aquel roce, y el gran tamaño de su mano me hizo temblar, pero no de miedo. Conocía su roce, de algún modo, y quería más. Su voz saturó mis oídos a mis espaldas, y presionó su pecho desnudo y cálido contra mi espalda desnuda. —¿Aceptas pertenecer a nosotros, compañera? ¿Te entregas a mí y a mi segundo voluntariamente o deseas elegir a otro compañero principal? Una voz profunda y grave, como la de un barítono, gruñó al hacer aquella pregunta; y mi sexo se humedeció por toda respuesta ante su voz.


Mi mente no lo reconocía, pero mi cuerpo sí lo hacía. —Acepto perteneceros completamente, guerreros. Las palabras abandonaron mis labios como si no tuviese control alguno. Y, de hecho, no tenía control. Traté de hacer alguna pregunta, de averiguar en dónde me encontraba, qué estaba sucediendo, pero era como si estuviese dentro de un simulador de realidad virtual. Podía sentir la calidez del robusto hombre a mis espaldas. Podía oler el líquido preseminal de mi compañero, que me provocaba con la promesa de futuro placer. Podía sentir el despiadado piso metálico que se encontraba bajo mis pies, y la sensación cálida y resbaladiza de la seda líquida mientras envolvía mi cuello. Podía sentir sed, anhelo y deseos, pero no podía moverme. Lo que sea que me sucediera a continuación escapaba totalmente de mi control. —Entonces te reclamamos, y tú obtienes un nuevo nombre. Me perteneces, y acabaré con cualquier otro guerrero que se atreva a tocarte. Su mano me apretujó con suavidad, enredándose alrededor de mi cuello como un recordatorio suave, aunque gentil, de que él era el dominante, de que podía tomarme, follarme, hacer que me corriera —y que no había nada que pudiese hacer para evitarlo—. No quería escapar de su fuerza. Quería más. Había escogido esto, tanto el Programa de Novias Interestelares como su prueba de selección. Había jurado que le entregaría a mi compañero asignado, absolutamente y sin reparos, mi confianza y mi vida. Presionó sus labios contra uno de los lados de mi rostro, y las voces que había oído anteriormente le respondían como un coro en un ritual de voces masculinas. —Que los dioses sean testigos y os protejan. Mi compañero soltó un gruñido detrás de mí y apretó mi garganta ligeramente con su mano derecha, y mi feminidad se estremeció dándole la bienvenida. Un segundo par de manos masculinas de gran tamaño se posaron sobre las caras externas de mis muslos, y entonces supe que otro hombre estaba arrodillado ante mí. El hambriento compañero principal que estaba a mis espaldas me sostenía con fuerza contra su pecho, mientras la áspera lengua de mi segundo hombre recorría el camino que partía desde mi rodilla hasta la cara interna de mi muslo, y entonces lamió mi húmeda femineidad. Mis caderas dieron una sacudida de sobresalto en el momento en el que su boca entró en contacto con mi clítoris. Dos largos dedos se deslizaron dentro de mi vagina mientras me conducía al éxtasis con su boca y su lengua. Jadeé, tratando de recobrar el aliento, y los gruñidos que se oían a mis espaldas hicieron que mis rodillas flaqueasen.

—¿Te gusta cómo se siente su boca en ti? Supe, de algún modo, que estaba esperando una respuesta de mi parte y que no habría lugar para mentiras. —Sí. —Ven a por nosotros, así te follaremos. Su gran miembro estaba apoyado contra mi trasero desnudo y me debatía entre el deseo de impulsarme hacia delante, hacia la lengua que me hacía retorcer en placer, o dejarme caer hacia atrás, con fuerza, para provocar al pene que hacía presión contra mis nalgas. Intenté hacer ambas cosas, pero siquiera podía moverme. Mi captor mantuvo una mano sobre mi cuello; con la otra tiraba de uno de mis pezones y luego del siguiente, haciendo que se convirtieran en picos endurecidos. Los estiraba hasta el límite del dolor, mientras que el hombre entre mis piernas me follaba con sus dedos y lamía mi clítoris tan rápidamente que me pareció mucho mejor que cualquier vibrador que alguna vez haya utilizado en casa. Lancé un gemido. Necesitaba ser llenada. Follada. Reclamada. Para siempre. No pude contenerme más, y apoyé mi cabeza contra el enorme pecho que yacía a mis espaldas. Ahora él me pertenecía, mi refugio, mi compañero. Él me sostuvo cuando mis piernas fallaron, del modo en el que sabía que lo haría. Era mío, y yo era suya. Su voz sonaba, prácticamente, como un ronroneo en mis oídos. —Muy bien. Ahora te follaremos, compañera. Nos perteneces. Les pertenezco. Sí. Los quería a ambos. —Sí. El hombre que se arrodillaba en el suelo era mío, también.

Ambos me pertenecían. Mis tobillos fueron puestos en libertad, y me dieron media vuelta para ver cara a cara al hombre que se encontraba detrás de mí. Me levantó del suelo y dio un paso atrás. No pude ver, puesto que soltaban mis muñecas. Bajé mis brazos y posé mis muñecas en mi cintura, agradecida al sentir el alivio en mis hombros cuando mi compañero me atrajo hacia él, sobre su regazo. Sentí la enorme cabeza de su pene rozando mi interior, y esa fue la última advertencia que recibí antes de ser levantada y penetrada con una estacada bestial. Grité ante la sensación de su grueso miembro empalándome. ¡Era enorme! Estaba tan atiborrada que mi sexo ardía, y tan excitada que no podía pensar, sino desear. Pero en poco tiempo, el placentero calor familiar de su líquido preseminal se extendió desde mi vagina hasta el resto de mi cuerpo, y me retorcí, ardiendo y fuera de control. Si no se movía pronto, comenzaría a rogarle. —Ahora, serás reclamada. Para siempre.

.

Declaración Obligatoria: Como sabe, hacemos todo lo posible para compartir un archivo de decenas de miles de libros con usted de forma gratuita. Sin embargo, debido a los recientes aumentos de precios, tenemos dificultades para pagar a nuestros proveedores de servicios y editores. Creemos sinceramente que el mundo será más habitable gracias a quienes leen libros y queremos que este servicio gratuito continúe. Si piensas como nosotros, haz una pequeña donación a la familia "BOOKPDF.ORG". Gracias por adelantado.
Qries

Descargar PDF

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

2 comentarios

Añadir un comentario
  1. Hay problemas al descargar cualquier libro,aparece como no encontrado

  2. Comprobado. Link de descarga está funcionando.

bookpdf.org | Cuál es mi IP Pública | Free Books PDF | PDF Kitap İndir | Telecharger Livre Gratuit PDF | PDF Kostenlose eBooks | Baixar Livros Grátis em PDF |