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Tu sangre y tus besos – Sophie Kiss

Shirley respiró profundamente después de un cambio de turno agotador en la cafetería. Intuía que en cualquier momento sería despedida por otra chica, con mejor forma, joven y hasta más alta. Pocos lo saben, había terminado todos sus estudios obligatorios y ninguna persona no pensaba por qué no estudiaba en la universidad. Trabajó sola por rutina y por vivir el día a día, esto ya la cansaba. La rutina era agotadora y la estaba generando un gran stress. Su falta de deseo e impulso sexual es grande, su consolador ya no funciona como hace unos meses atrás. Ya no se excita cuando siente el derrame de placer en su cerebro en el momento en que llega al clímax. No siente nada en absoluto, se imagina a que es debido al hecho de que el vibrador no es un órgano masculino real, no hay nada en absoluto que la vuelva a sentir y cada vez los dildos plásticos se vuelven inútiles. Cada vez que repasa los episodios de su estilo de vida en su mente, no encontraba nada cautivador. Cuando se observa a sí misma, no se siente seductora. Tiene grandes pechos. Se pone un sujetador talla C, tiene caderas anchas y piernas delgadas. Se da cuenta de que con los uniformes que usa en el trabajo se ve terrible pero es obligatorio usarlos. Se fue al armario buscando algo fantástico para vestirse, suspira un poco esperando alguna prenda que la haga sentirse bien. Su ropa no era realmente encantadora para ella y sentía que su cintura ocupaba más espacio alrededor de sus pantalones ajustados. A veces se habla mal a sí misma y la masa nula que había perdido, se despreocupó por su ropa un poco, pero se dice a si misma que aun así no es pobre, sonreía relativamente, se empieza a dar mensajes de optimismo, repintaba sus labios rojos para tener un aspecto mucho mejor, antes de ponerse un sellador, se ve bien y no va mal vestida. Shirley Gimotea. Su frustración por no sentirse erótica y no tener vida sexual se expandió mientras miraba su rostro para rescatar la belleza que tiene. De hecho, se concentró en un aspecto de sus ojos y el rojo carmesí atractivo para mostrar sus pómulos. No necesita tener mucho para verse más guapa porque ya lo es pero no se da cuenta. Resaltó sus grandes pómulos para comenzar, y su cabello castaño oscuro era suficiente para volver locos a los hombres. Al menos lo utilizaba cada vez que puede. Tomó los malos pensamientos de su mente para intentar olvidarlos. Se fue de su casa sin tener en cuenta lo que puede desarrollarse ni lo que sucederá. Entra al ascensor para salir a la calle.


El eco de sus zapatos se escucha detrás de ella. Aceleró los pasos, dio un paseo tan largo antes de ir a un bar que le dolían los pies. Su cabeza le dijo que si estaba haciendo lo correcto o era inapropiado salir. Su vida de rutina siempre seguía sobresaliendo en los pensamientos en su cabeza. Shirley intentó no pensar siempre en lo mismo, lo logró hasta que no le importó. Caminando por los barrios habituales por los que frecuenta reconoce una música popular, recordando que un bar nuevo se había abierto. Andar por la calle en la noche no es muy buena idea, pero un club es un lugar para estar, parece ser un lugar seguro aunque se trate de ese sitio. Casi se atragantó con el ambiente lleno de humo cuando entró. Al entrar observó al portero. Era un hombre alto, con ojos negros y una cabeza muy afeitada. Con su forma musculosa a pesar de ser calvo no pudo evitar pensar en arrastrarlo directamente al estacionamiento para hacer locuras con él. No podía negar la humedad que comenzó a acumularse entre sus muslos cuando pensaba en estar con ese atractivo portero, gimió para ella pensando en que solo ella misma se escuchó, claramente echó a volar su imaginación. Hombres y mujeres bailaban en la pista de baile, y una buena cantidad de ellos parecían cálidos. La mayor cantidad de estos chicos son un poco jóvenes, también identificó hombres más maduros en la multitud. Observaba esas impresionante sonrisas de mientras se dirigía al bar. ―Un Cosmopolitan, por favor. ― Le pidió, y el cantinero, una niña muy joven que tal tenía 25 años, la miró de una manera realmente inusual mientras, le pasó el vaso con una mirada profunda, como si la estuviera analizando. Shirley no sabía qué decir, sacudió cuidadosamente la cabeza para la chica no lo notara, estuvo a punto de preocuparse pero no le dio más importancia. En ese mismo instante, sintió a una persona riéndose suavemente atrás de ella. Shirley se volvió hacia la gente pero no vio nada extraño, se quedó con la percepción de ser vista por alguien. Gimió, bebió un poco con la esperanza de cambiar de opinión justo antes de que algo negativo pasara, pero se arrepintió y quería irse a casa, pensaba que algo malo sucedería, estaba lleno de hombres que querían problemas o sexo, pero no quiere volver sola a casa. Terminó de beber su trago, el barman la miró de la misma manera extraña, le pidió otro trago y ella le sirvió una bebida extra fuerte. Escucha de cerca una pequeña risa más, pero no puede encontrarla, siente que tiene ideas extrañas, una voz en su cabeza le dice que se vaya, es distante a los que la miran en el bar, solo a la mujer a la mujer que la había mirado tan extrañamente. No se da cuenta de nada, solo de su bebida en la mano y la música que parecía tener más ritmo, mientras se animaba para intentar saber que estaba pasando y para encontrar la aventura que andaba buscando. Dos hombres se acercaron, aun así, ella por un segundo se sintió sola en el asiento, uno se sentó junto a ella, y el otro se le acercó al otro lado de ella.

Al levantar la cabeza quedó impactada al ver que ambos hombres son guapísimos, sintió mariposas en el estomago y algo más en su ropa interior. Pensó en todos esos tragos en que esos hombres podían invitarle porque la observando fijamente. ―Tienes algún problema. ―Agregó Shirley, hablando más alto, ellos la miran muy seriamente probando su bebida relajadamente. Por supuesto, ella los analiza, pero por dentro con esa actitud de esos dos no se calma. Ella piensa que estos quieren rodearla pero cuando se da cuenta ya lo habían hecho, ha terminado su segundo trago. El chico se echó a reír a carcajadas. Él también es atractivo, puede ver que sus cabellos son marrones, lisos y sus ojos verdes, el otro tiene cabello castaño oscuro y ojos negros, sus ojos combinan con el resto de su cara. No sabe los nombres de ellos dos, parecen ser modelos de una revista para mujeres, ambos son diferentes, por lo que es más sencillo diferenciarlos, el de ojos verdes la ve y se ríe, eso hace que se sonroje y se nota incluso al estar maquillada, Shirley mira como si no le importara nada pero lo que siente llega a todo su cuerpo ―Solo observamos a una mujer agraciada con la cual queremos compartir un trago con ella. ―Agrega el hombre, con su mirada atenta a todos sus micro gestos, ella no deja de avergonzarse y mira el vaso vacío y mira hacia abajo y arriba para evitar que la vean. Una voz en su interior dice que tiene que huir, sus pies tiritan y su corazón se acelera. Shirley se da cuenta que está teniendo sexo con estos dos guapos chicos, pero antes tiene que conocerlos bien para saber si son los adecuados aunque por otro su mente le advierte que tenga cuidado. Han comprado otro trago y se lo han puesto frente a ella, ella insiste este trago se esforzaba mucho, con el interés de que le dieran un trago fuerte mucho mejor que hace un tiempo, una parte de Shirley dice que la situación debe tomarse como algo más tranquilo mientras los colores pasan a su cara, que el hombre de ojos verdes se pone a reír, mientras se ríe, mientras se ríe. Su risa es asombrosa, la cabeza de Shirley siempre se transforma pero la trago que está bebiendo es agradable al paladar pero no quiere escuchar la voz ―Y qué os gustaría a cambio, les preguntó, mirando a los dos atractivos hombres. ―A ti. ―Respondieron, casi a la vez, y esa sensación de miedo no se iba, Shirley aparto la mirada por un momento por la vergüenza y los nervios, bebió otro sorbo para beber después suspiró para intentar entender que estaba pasando. Por lo tanto, los dos varones agregaron en relación con el mismo momento, esa temible confesión no se va, se apresuró a beber otra bebida con demasiado alcohol y se afirmó a sí misma. ―No sé ni vuestros nombres. ―Ella se ríe ligeramente. ―Yo soy Shirley. ―Se presenta, el hombre de ojos verdes fue el primero en hablar para romper el hielo. ―Soren, se presentó a sí mismo. ―Qué hermoso nombre para una señorita tan atractiva. ―Soren desea darle halagos a la chica, y demuestra que tiene talento en eso. ―René.

―Se presenta el otro, parece que no habla mucho, su mirada es firme. Los instintos florecieron. Ella necesita de esos dos hombres pero no sabe por qué, comenzó a beber su bebida de forma rápida y por error se tambalea sobre el duro pecho de René. Sus detalles cincelados la sorprendieron muy poco a simple vista, pero por dentro la derritió. El cuerpo de aquel hombre estaba duro, lo notó con solo apoyarse en él por descuido, intentó ser fría al tacto. Después su cuerpo murmuró un perdón, incapaz de mantenerse en pie por ella misma, Soren tuvo que ayudarla a levantarse sujetándola del brazo ligeramente porque casi se cae, y René no dejaría que ella caiga al suelo. Podían escuchar con claridad que su corazón latía con fuerza, aquellos latidos empalagaba sus oídos, al igual que sus gemidos que ella pensaba que no los escuchaban. ―¿Qué te parece si salimos a divertirnos? ―Soren planea decir algo acerca de cómo divertirse afuera, Soren suelta un suspiro provocando una nueva sensación de nervios en Shirley, capta el aliento cautivador de él, una vez más al asentir por hacerlo, podía sentir que no sabía ni donde estaba parada. René irradiaba una presencia maravillosa hacia ella, pero pudo ver un aura un tanto tenebrosa y una mirada que esconde algo siniestro. Después de tropezar, Soren ayuda a caminar a Shirley, ella no sabe qué hacer, los dos hombres concuerdan en que esa mujer fantástica posee algo extremadamente especial. La excelente camarera Katy no sabe que de especial le encuentran a esta chica pero René y Soren saben exactamente lo que es. No se trataba de la emoción de lo que guarda detrás de sí, no era lo maravilloso que podía saber su sangre, había algo en Shirley, algo especial, es ese algo especial que la diferencia del resto de las mujeres. Las curvaturas de esta mujer los ayudaron a motivarse a descubrir lo que están buscando, hace bastante tiempo que no han encontrado algo así, como algo tan extraordinario como es ella. ―La forma de tus siluetas y tus caderas. Me tiene hipnotizado –Susurró al oído de Shirley. Vio las hermosas y anchas caderas se mueven sin parar. Él está convencido de que no se iba a cansar de mirarla en toda la noche. Con alcohol en el cuerpo incluso, Shirley es juguetona, los están contentos con lo que están viendo, esto hizo que la vergüenza que había regresado con mucho más color a Shirley, René no pudo contener la risa, y normalmente se hipnotiza por masajear el clítoris de una mujer que le gustaba, una mujer excepcional a la cual le gusta morder en el cuello. Se fueron a un lugar alejado del bar, sus instintos de mujer estaban encantados pero intentaron decir que no a todos sus deseos e imaginaciones de mujeres porque se habían disparado sin control. Al cierra del bar y terminada la música salieron fuera del local a la luz de algunos focos a medio encender con el aire limpio de la noche. Shirley respondió defendiendo por un momento mientras Soren la empujaba levemente. Se dio cuenta y no la empujó más, como un buen caballero que es no lo hace más. Todo lo hace por experiencia sexual, él le hace caso a una mujer cuando le dice algo, es un caballero y no presiona a nadie que no quiera hacer algo, sin embargo, la miraba de Soren está esperando por su reacción antes de continuar caminando. ―¿Te gustaría? -Preguntó René, con ese ser tan atractivo que lo identifica. Shirley pensó acerca de esos dos hombres seguros de sí mismos y se dijo a sí misma que se calmara.

Los labios de Shirley mostraron una sonrisa y se decía así misma que no podía creer lo que estaba viviendo. No se había dado cuenta de lo mal que estaba pensando. La puerta extrañamente se cerró detrás de ellos tres. Toda la música que venía del club de repente no se escuchó más. Shirley está con dos hombres en un callejón oscuro, con su corazón palpitante y una gran cantidad de humedad entre los muslos, mientras pensaba sobre lo que estaba por venir, podía las sonrisas en sus caras. Sería un momento que no vale la pena olvidar. Shirley comenzó a cuestionar a la seductora manera de René que tiene delante de ella. Piensa en el poder de su cuerpo, y el color en sus mejillas, él inclina la cara solo un momento antes de besarla y ella no se resiste Ese apasionado, duradero y lleno de estrellas que Shirley no había sentido en muchos años, donde la oportunidad se aprovechaba después de tanto tiempo sin hacer nada. Un deseo acalorado invadió su cuerpo, temblando en el momento en que Soren contactaba con su cadera, ella lo escuchaba reír, la lengua de René masajeaba en la boca de Shirley, sus dedos frotan el labio de abajo, gimiendo en el interior de su cuerpo. Shirley abrió las piernas en la ocasión en que Soren se puso las manos fuertes en su trasero tocándola intentando meter la mano, se había divertido acariciando su espalda llegando hasta sus nalgas, ella no pudo evitar suspirar al momento de acabar el beso, Shirley tenía más ganas quedando sin fuerza en las rodillas y su corazón latía con más fuerza, René acariciaba su vulva sobre la tela del pantalón apretado, Shirley no contuvo la excitación y se dejó llevar por el momento, se desabrocho la correa bajando su apretado pantalón luciendo su fino tanga negro. René besó su cuello y con su mano masajeaba la fina tela de su tanga sintiendo el leve calor de sus labios vaginales, acariciando sus muslos con el deseo de bajar su tanga para masajearlo sin el, mientras ella curvaba su espalda contra Soren, sus dedos tocaban sus pechos por sobre la ropa, queriendo besarlos sin el sujetador. ―Ahora viene la parte donde nos divertiremos ¿Qué te imaginas que haremos? ―Agrega René con esa voz tan potente y seductora que tiene. Soren observa cómo Erín la deja impactada, y él puede sentir sus colmillos hundirse en la suave piel de aquella chica, ella por supuesto se siente nerviosa entre los cuerpos de estos hombres, un nerviosismo que comienza en su estomago y sube hasta su cuello. Soren al ver aquella escena se estimula y sus comienzos comienzan a salir con rapidez. Shirley pudo ver y sentir unas cálidas gotas de sangre pero pensó que estaba borracha. ―Supongo que eres una mujer increíble que no se recrea como debería, me atrevería a decir hace años, mi amigo y yo te enseñaremos cómo hacerlo. -dijo Soren suavemente cerca de su oído, y casi se queja accidentalmente cuando conoce el miembro viril de este viril tipo. ―Por favor. ―habló, Shirley podía ‘pensar en cualquier otra cosa, realmente quería que estos dos sigan y no paren, con los dedos pequeños debajo de la camisa de René, comenzando a desabotonar cuando su frío y pálido músculo se estaba lanzando para ser sometido, podía notar sus abdominales, y René solo sonreía mientras sus dedos pequeños trabajaban con su camiseta justo allí en el callejón, definitivamente había algo sobre la niña, ella era fabulosa al descuidar sus reacciones y sacarlas ―¿Te gustaría que ocurriera algo entretenido? -Preguntó con esa voz que lo identifica. La voz entra por los oídos de Shirley y la excitan otras humedeciendo aún más su entrepierna. ―sí. ―Respondió ella, apenas exhaló casi sin aliento cuando las manos de Soren bajaron su tanga con su tanga hasta los tobillos, se quitó sus elegantes zapatos, levantó la pierna y se lo quitó, luego con fuerza ayudó a abrir despacio sus piernas, intentó detener a estos chicos con una poca o ningún pena a pesar del sonrojo en el que todavía decoloraba sus pómulos. El corazón bombeaba el fluido vital en todo su cuerpo, la mano de Soren comenzó a masajear su modesto trasero mientras René finalmente aflojaba su camisa ella se negaba pero al final se dejo sin protestar, el pene de René se erecto al ver su sujetador tan sexy y con esos grandes pechos, René quedó completamente excitado. René no contuvo sus deseo, desabrochó su cinturón y se bajó el pantalón hasta los muslos, después bajo su bóxer quedando su gran pene al descubierto y erecto. Shirley se inclinó para echar un vistazo a su enorme miembro esculpido mientras ella murmuraba en lo bonito que se ve, su suspiro le estaba conduciendo a hacer locuras, y René realmente prefería muy poco que solo le mirara las rodillas, él se echó hacia atrás, con las manos enrolladas en su peinado mientras le besaba el cuello, a la vez que miraba hacia abajo le abrió la camisa, pellizcando su musculoso pero blanco torso mientras rascaba con sus largas uñas, él soltó una risa gruñona.

Por otro lado Soren presionaba sus nalgas, sus manos estaban llegando donde no les da el sol. La mano de Soren se aproximaba a su clítoris, en el camino ya había humedad. ―Estás tan caliente, estás tan empapado. ―Comentó él con calentura, sus dedos acariciaron su clítoris, esos dedos se energizan con fuerza para ofrecer mucho más deleite, René quedó más estimulado y mas erecto al sentir las uñas de Shirley rosando sus pezones y a la vez ella sonreía levemente al ver su polla tan larga y dura. Ella lamió sus labios con el contacto entre la mano de Soren y con su clítoris, creando nuevamente un arco en la espalda de Shirley. Ella quería gritar cuando René cuando comenzó a estimular la polla palpitante que encontró por sorpresa, e inició un movimiento hacia arriba y hacia abajo. Soren comenzó a deslizar sus dedos profundamente en su abertura húmeda, intentando llegar al punto G, el latido de su corazón mezclado con sus gruñidos de alegría era prácticamente demasiado, ya que ambos hicieron un esfuerzo para dejar de escucharlo. ―¿Quieres probarlo? ―Pregunta René y Soren exclama en voz alta de placer, realmente se siente lleno de lo que está viviendo, Shirley se siente cómoda con lo que está viviendo y Soren retiró los dedos de su coño, se sujetó de las caderas, mientras ella acaricia a René. ―Sí. ―Responde ella y ella misma quedó impactada al darse cuenta de la respuesta que dio. -Porque es tuya, René se lo da. Ella hace un espacio para arrodillarse, ella lo hace sin importar ni donde estaba, ni con quien estaba ni la hora que era, ni siquiera sabe que está pensando en lo que puede suceder en ese lugar, siente la tierra fría en las rodillas. Soren se rió al verla arrodillarse. Ella estaba observando en la polla enorme delante de ella. René no aguantó tanta motivación, ella masajeó la gran polla con sus labios, René enrolló sus dedos en su sedoso cabello, la empujó hacia dentro hasta que su polla llegó hasta su garganta, ella se ahoga ligeramente y, al instante, Shirley se da cuenta de que Soren se arrodilló detrás de ella y le acarició el trasero con sus fuertes manos. Soren desde ese ángulo observa con enorme placer lo curvilíneo de su trasero, sus esbeltas piernas, fue tanto el deseo que no dudó en ningún momento en besarla por todos lados con deseo. Deslizó las palmas de las manos hacia la cadera hasta llegar a las nalgas, René lo golpeó más hasta la parte inferior de la mejilla de Shirley, sonó levemente pero a ella le gustó, René pensó que estaba en el éxtasis al sentir sus deliciosos labios, su lengua tocando el frenillo entrando y saliendo, lo disfrutó con ganas. Le puso las manos en su cadera, no pudo seguir porque ella estaba emocionada con la felación, tocando el frenillo con su lengua y apretando el miembro viril. Soren continuó estimulando su clítoris hasta que casi le provoca una eyaculación, ella gime de placer con la polla en la boca. ―¿Quieres un squirt con la polla en la garganta? ―Soren bromea. ¿Quieres ser nuestra señorita privada del placer? ―Él continuó, provocándole gritos sobre el grande de René mientras entra y sale la polla de su boca. Sacó su polla dura y grande de su boca y labios rojos. ―Entiendo que lo quieres pero tienes que decirlo. ―Murmura. René ligeramente le acaricia con las uñas su cuello, podía escuchar el flujo de sangre que atraviesa su cuerpo e hizo que su gran polla se volviera más grande, muy duro y voluminoso.

―Lo deseo, prefiero esto. ―Confesó Shirley, apaciguada y sin aliento de una manera que no había estado en mucho tiempo. Soren la ayudó a ponerse a cuatro patas y René se arrodilló delante de ella, colocando nuevamente ese miembro masculino entre sus labios para luego continuar con la felación sin control. Ella lame con la punta de su lengua la cabeza del pene, después lo succiona empujando aún más cuando. Mientras tanto Soren saca su polla para ponerla detrás de ella en su raja que estaba húmeda y decidida a recibir ese pene, él tira de ella hacia arriba y hacia abajo en la parte interna de su raja, ella ensancha las rodillas cuando René presionó su polla más rápido justo antes de que él se quitara la ropa, él desea hacerlo rápido y profundo pero sabe que no es la manera así que lo hace despacio, apuntando con su glande arriba y abajo hasta entrar muy despacio. Ella siente como el enorme polla entra en ella, los gemidos no se hicieron esperar

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