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Lo sigo intentando – Ariadna Tuxell

¿Te has imaginado alguna vez cómo sería tu vida si fuera totalmente diferente de la que te ha tocado vivir? En ocasiones me hago esa pregunta y me imagino que soy mucho más guapa, alta, rica y con mucha más suerte en el amor. Estoy condenada al fracaso, todos los hombres tarados aterrizan estrepitosamente entre mis brazos, desde que me inicié en la gran aventura de amar y ser amada tan sólo he conocido hombres cargados de problemas, vicios, manías y obsesiones. Hasta hace poco creía firmemente que era cuestión de mala suerte y poca puntería, pero tras haber mantenido relaciones tan absurdas y disparatadas, he llegado a la conclusión que yo solita me busco los problemas, que tengo el punto de mira mal graduado y que cada uno encuentra lo que busca, será que mi destino es estar al lado de un rarito y tener que soportar sus absurdas costumbres e intentar ser feliz junto a él. Reconozco que no soy ningún bellezón, mido metro sesenta y uno y medio, estoy un poco entradita en carnes, aunque mi madre me diga que no estoy gorda, sino fuerte, y que no soy baja, sino recogidita, está claro que el amor de madre es el más puro e incondicional de todos y no deja ver a la progenitora en cuestión la auténtica realidad. Soy una buscavidas, trabajo en varios sitios ya que vivimos tiempos difíciles debido a la crisis, de lunes a viernes jornada completa en la recepción de un gimnasio, los viernes y sábados por la noche en una discoteca sirviendo copas y los domingos en una protectora de animales, este último trabajo no es remunerado pero es el que más me satisface y con diferencia, el amor que me dan los animales a los que cuido no me lo dan ni los musculitos que pasan horas y horas ante el espejo del gimnasio mirándose lo buenos que están mientras hacen las repeticiones con las pesas, ni los borrachos que regentan la discoteca. En alguna ocasión he hecho como modelo en algún anuncio, aunque sólo hayan salido mis manos o mis pies que es lo único en todo mi cuerpo que tengo realmente precioso. No dispongo de demasiado tiempo libre ya que tampoco lo necesito, actualmente no estoy con nadie y quiero seguir soltera por mucho tiempo. Tengo 31 años y mis ideales de vida perfecta con marido e hijos hace ya bastante que han desaparecido de mi mente. Recibo un mensaje de uno de mis alocados ex amigos con derecho a roce. No tiene remedio, me incita a pasar unas horas en un hotel cercano a su casa ya que su mujer tiene una cena de empresa y dispone de unas horas para dedicármelas a mí solita. Le respondo que muchas gracias por acordarse de mí pero que no estoy tan necesitada como para tener que salir corriendo y lanzarme a sus brazos para meterme en un sucio hotel de carretera puesto que no se puede permitir uno más caro sin que su mujer sospeche. Me doy cuenta de lo patética que puede llegar a ser la gente y los pocos escrúpulos que se tienen a la hora de fornicar con alguien que no es tu pareja. Hace mucho que pasó el tren de este buen hombre. Suspiré por él y esperé muchas horas en mi casa con velas encendidas y lencería fina para vivir momentos de lujuria y desenfreno, pero de todo se cansa una y más cuando la gran mayoría de veces te envían un mensaje a escondidas diciendo que lo siente mucho pero que no puede escaparse porque a su mujer le duele la cabeza y finalmente no se va a cenar con las amigas y que en otra ocasión me recompensará con creces el plantón. Tú le respondes con un falso discurso diciendo que no pasa nada y que no se preocupe que otro día ya viviremos nuestro momento de pasión y le mandas un beso. Tras dejar el teléfono en la mesa, apagar las velas y bajarte de los tacones, te vas al baño para desmaquillarte. La imagen que se ve reflejada en el espejo es desgarradora, te ves enfundada en tu picardías transparente que a él tanto le gusta, con el algodón en la mano para quitarte la sombra de ojos y es cuando te das cuenta de lo lamentable que es tu vida, se te tienen que alinear los astros para poder echar un polvo como Dios manda, dependes de la vida social de la mujer de tu amante para poder verle o no. Te juras a ti misma que nunca más accederás a verle a escondidas pero cuando vuelves a ver cómo te mira, cómo te toca y cómo te camela, accedes para volver a quedar y cruzas los dedos para que a su puñetera mujer no le duela la cabeza ni le haya venido la regla y salga con sus amigas. Encima tienes que soportar que cuando estás con los preliminares tras haber encontrado un hueco y poder hacer todas las cosas que te había prometido, le besas con pasión y le acaricias con ternura pese a saber que no eres la dueña de ese cuerpo aunque sí de sus deseos, tú ya estás a cien con ganas de juerga pero él tiene problemas con la fuerza de la gravedad y aquello no sube ni aunque lo frotes como quien encuentra una lámpara mágica y la frota esperando a que salga el genio y le conceda sus tres deseos. Decides bajarte al pilón para intentar poner remedio a aquella bochornosa situación pero eso está más muerto que vivo y parece que se esté celebrando el día de los cuerpos caídos. Tú das todo lo que puedes pero no hay nada que hacer, él con cara de circunstancia te dice que es la primera vez que le pasa y que debe ser fruto de la presión que lleva encima, que está fatal con su mujer y que en el cualquier momento la va a dejar. Te da un abrazo y te pide que tengas paciencia que él con quien quiere estar es contigo y que te quiere con locura, tú le crees y le dices que no pasa nada y que le entiendes perfectamente, ¡MENTIRA! No entiendes por qué si realmente quiere estar contigo no lo está, no entiendes por qué tienes que estar con una persona que comparte su vida con otra mujer y tampoco entiendes por qué cojones no se le pone dura y poder hacer el amor o simplemente follar durante un buen rato y quitarme el estrés que tengo encima ya que yo sí que estoy estresada por soportar tanta tontería y tantas absurdas excusas. Enciendes el televisor y miras una película de serie B que ya está empezada, eso sí, muy abrazaditos y con un calentón y un enfado importante. Transcurridos unos minutos y ser consciente que allí ya está todo el pescado vendido, decides llenar la bañera y darte un baño relajante con o sin compañía, a estas alturas ya te da lo mismo. Ahora que lo pienso fríamente, no sé cómo aguanté tanto con él, cuando llevábamos un año viéndonos a escondidas puesto que él tenía novia y empezaba a decirme que en cualquier momento la dejaría, me enteré por unos amigos que mi querido amante se casaba en un mes, al pedirle explicaciones me dice que le planteó a su novia dejar la relación y que al ver la triste reacción de su cuernuda amada, no tuvo más remedio que pedirle matrimonio.


Vamos, lo que se dice tener las ideas claras y ser totalmente consecuente de tus actos y tus decisiones. Pues no que el día que tan felizmente contraía matrimonio me llama una hora antes de darse el sí quiero diciéndome que está solo en casa, que se acaba de dar una ducha y que está pensando en mí, ¿pero estamos locos o qué? Ahora entendéis cuando digo que todos los tarados vienen a mí. Tras dos años sin vernos y manteniendo una correcta relación vía mensajes y alguna llamada esporádica, vuelvo a caer en sus redes, a liarme la manta a la cabeza y a dejarme engatusar por sus encantos. No sé lo que me pasa con él pero tiene el poder de jugar con mis sentimientos y ponerlos patas arriba igual que al resto de mi cuerpo. Con la llegada de su primer hijo me planté y le dije que me dejara tranquila, que no jugara más conmigo, que viviera su vida con su familia y lo más importante, que me dejara a mí vivir la mía. Desde entonces que no hemos vuelto a quedar para dar rienda suelta a nuestros más ardientes deseos, pero admito que en muchas ocasiones he estado tentada a hacer alguna locura junto a él. Debo resultarle adictiva ya que tras varios años distanciados sigue queriendo quedar conmigo pese a ser el orgulloso padre de tres preciosos niños y con la misma mujer. En fin, sucesos paranormales que no soy capaz de entender, ni yo ni mis amigas a las que les he explicado mi secreta historia de amor. Desde que estuve con Mateo, que es como se llama el susodicho y uno de los causantes de mi frustración amorosa y que su nombre ya da una pista de que es para matarlo, prometí al universo y a mí misma que jamás volvería a estar con un hombre casado. Hasta la fecha lo he cumplido a la perfección sin contar con la tórrida historia de amor que viví junto a Oscar el cual me escondió durante cinco ardientes meses que estaba felizmente casado. Trabajaba de comercial y viajaba mucho, eso le permitía tener una doble vida y tenernos engañadas a su mujer y a mí. La forma que tuve de enterarme fue muy graciosa, estaba cenando en un restaurante de moda con varios amigos, fui al servicio y mientras me lavaba las manos vi que una chica salía del baño riendo con un test de embarazo en la mano, al ver que por el espejo observaba lo que le estaba sucediendo, me dijo que estaba cenando con su marido y que se acababa de hacer la prueba de embarazo, que él no sabía nada y que se iba a poner muy contento ya que llevaban tiempo intentando que se quedara embarazada. Le dije que me alegraba mucho por ella y le deseé que le fuera todo muy bien. Al salir juntas le seguí con la mirada para ver en qué mesa estaban cenando y ser testigo de la reacción del feliz marido. Al ver de quién se trataba me quedé patidifusa, era mi querido novio con el que llevaba casi medio año saliendo y el que teóricamente estaba de viaje de negocios y lo más importante, soltero. Me fui a mi mesa y observé cómo la feliz nueva mamá le enseñaba a su contento marido el test, este se levantaba, le daba un abrazo y un beso a su también cuernuda esposa. Transcurridos unos minutos y sin dar crédito a lo que estaban viendo mis ojos me acerqué a su mesa y les vi cogidos de la mano y con el test en la otra mano de mi supuesto novio. Puse en mi cara la mejor de mis sonrisas y me aproximé hacia mi objetivo, ella al verme me sonrió y me saludó con la mano. Él al verme saludar a su mujer cambió inmediatamente la cara y parecía que acababa de ver un fantasma. —¿Qué tal se ha tomado el papá la buena noticia? —Genial estamos encantados con nuestra próxima paternidad, tras haberlo intentado durante tanto tiempo parece que por fin lo hemos logrado. Cariño ella es la chica que me he encontrado en el baño y es encantadora, por cierto no sé cómo te llamas. —Me llamo Nayara. —Yo soy Raquel y él es Oscar mi maravilloso marido. Él sonríe tímidamente y me saluda con la mano. —Un placer conocerte Oscar, tienes una mujer que está tremendamente feliz por formar una familia contigo, no la dejes escapar y valora lo que tienes a tu lado, os dejo tranquilos para que podáis disfrutar de vuestro momento.

—Tranquila no molestas, ¿tienes hijos Nayara? —No, aún no he encontrado al hombre ideal con el que dar un paso tan importante, hasta hace poco mantenía una bonita relación con un chico que parecía bastante legal pero tras medio año juntos resultó ser un cabrón y un mentiroso patológico como la gran mayoría de tíos. —Vaya lo siento mucho, ojalá encuentres a un hombre como mi Oscar y te haga feliz y dichosa. —Tranquila que no hay prisa, empiezo a creer que no existe ningún príncipe azul y sí muchas ranas. —No mujer, seguro que en el momento menos pensado aparece tu príncipe. —Bueno lo dicho, voy a la calle para que me dé un poco el aire ya que no estoy viviendo mi mejor momento, os deseo todo lo mejor y que tengas muy buen embarazo, seguir así de bien y tan enamorados, buenas noches. —Buenas noches y encantada de conocerte. —Lo mismo digo, me ha abierto mucho los ojos hablar contigo. —Me despedí de ellos con la mano y salí de esa ridícula situación, abrí la puerta del restaurante y respiré un poco de aire fresco. No quise herir a aquella ilusionada chica con su deseado embarazo y preferí quedar como una señora sin necesidad de montar ninguna escenita en plan mujer herida. Justo en ese momento recibí un mensaje en mi teléfono móvil de Oscar. “Hola, siento mucho que te hayas enterado de todo de esta manera, no tengo perdón ni explicación posible para justificar lo que he hecho. Gracias por no habérselo dicho a mi mujer y hundir mi matrimonio, sólo decirte que eres una mujer fantástica y que si quieres podemos quedar un día para tomar un café y hablar de lo sucedido. Lo siento, Oscar.” Le doy a responder. “Eres un pedazo de cabrón, no sólo lo digo por jugar conmigo y engañarme, sino por tener la esposa que tienes y vivir una doble vida con otra mujer fingiendo que estás soltero. Tranquilo que yo no voy a hundir tu matrimonio, lo vas a hacer tú solito si sigues comportándote así y no te he montado un numerito no por ti, sino por tu mujer, ya que no quería que supiera que está casada con un mamonazo el mismo día que se entera que va a ser madre. Quizás te ha costado tanto dejarla embarazada porque vas repartiendo espermatozoides a saber con cuántas mujeres. No tengo nada que hablar contigo y olvídate que me conoces, no quiero saber absolutamente nada más de ti. Adiós”. Al entrar al restaurante vi que él salía del servicio y volvía a su mesa, me miró y bajó la mirada al suelo, yo volví a mi mesa por otro camino y nunca más he sabido nada más de él, espero que les vaya bien y Raquel no sea una infeliz a su lado. En otra ocasión mantuve una corta pero intensa relación con un tío que sólo se excitaba si me dejaba puestos los zapatos de tacón, las primeras veces hace gracia pero cuando te das cuenta que es un requisito imprescindible y una necesidad para poder ser capaz de fornicar, es cuando empiezas a preocuparte. He de reconocer que con mis locos amores también me he reído mucho, una noche conocí en una discoteca a un chico majísimo y súper simpático que bailaba muy bien, conectamos a las mil maravillas y nos hacía reír a todas diciendo que era la reencarnación de Elvis Presley. Movía de una manera genuina las caderas y horas más tarde pude comprobar en su casa lo bien que las movía no sólo bailando. A la mañana siguiente cuando el sol iluminó la habitación donde unas horas antes me había devorado a besos y no había dejado ningún lugar de mi cuerpo sin besar, pude observar el museo que ese hombre tenía en su casa de su cantante favorito, me di cuenta de lo mucho que le gustaba, cuando fui al baño y vi la mampara de la ducha con pegatinas de la cara de Elvis, las cenefas de las paredes con la misma cara, en el espejo habían fotos del artista con frases escritas a bolígrafo en las que se leía “Te amo ciegamente Elvis” y otra “De mayor quiero ser como tú”, no entendí demasiado bien el significado de esa última frase ya que todos sabemos cuál fue el fatal desenlace de ese buen hombre. Cuando salí y escuché ruido en la cocina me dirigí hacia allí, empezaba a estar un poco asustada ya que nunca había conocido a alguien tan entregado y obsesionado con otra persona.

El comedor era una paranoia, allí donde miraras veías imágenes del cantante, había hecho montajes con el ordenador y en las paredes habían posters tamaño natural de Elvis y mi por poco tiempo amante bailando juntos, dándose la mano o posando para la foto de manera divertida. Al verme cómo miraba los posters me preguntó si me gustaban y me dijo que los había hecho él. —¿A que parece que realmente estemos juntos y sea real? —Estuve a punto de decirle la verdad y responderle que era una auténtica mierda chapucera y que ni por asomo parecía real, pero no quise ser cruel con él y suavicé la respuesta. —Hombre. Se nota que es un montaje pero la idea es muy original, ¿te gusta mucho Elvis, no? —Le adoro, siento devoción por él, imito sus movimientos a la perfección y daría mi vida para que él resucitara y que así volviera el Rey, es un ser superior y no merece estar muerto. —Vaya, eso sí que es lealtad hacia tu ídolo. —Sí, mi vida está vacía sin él, ¿quieres ver lo bien que le imito? —No es necesario. —Sí, ya verás que bien lo hago. —Sale corriendo y yo me quedo en el comedor rodeada de fotos de Elvis y todo tipo de “tesoros” con su cara. Suena una canción y veo al mismísimo Elvis moviendo las caderas ante mis sorprendidos ojos. Se ha enfundado en un traje de cuero blanco con flecos, unas botas blancas de tacón, unas gafas de sol y una peluca con tupé. Lo debe tener muy por mano ya que se ha vestido en dos minutos. Lo que estoy viendo no tiene desperdicio y ahora sí que estoy asustada del todo, este tío está como una cabra y su corazón está tan lleno de amor hacia el cantante que dudo mucho que sea capaz de poder llegar a querer a alguien más. Cuando termina la canción y le veo resoplando por el esfuerzo, me doy cuenta que ya he visto todo lo que tenía que ver y decido que me tengo que ir de inmediato de allí. —¿Te ha gustado? —Sí mucho, pero me acabo de acordar que tengo que ir a comer a casa de mis padres ya que hace días que no les veo. —Pero si acaba de empezar el espectáculo, sólo has visto una canción y tengo un gran repertorio. —Me tengo que ir, ha sido interesante conocerte. —Dame tu teléfono. —No que le tengo cariño y me da un buen servicio. —Bromeo para quitarle hierro al asunto. —No tonta, con el número de teléfono me conformo. —Me invento el número y me voy a la habitación para recoger mis cosas y salir de allí como pueda. —He visto cómo miras todas las fotos y veo en tus ojos lo mucho que te gusta Elvis. —No tanto como a ti te lo aseguro. —Le digo vistiéndome a toda prisa.

—Si quieres quedamos mañana y te llevo a un concurso de imitadores de Elvis que hacemos todos los sábados, yo soy el mejor con diferencia te aviso. —Gracias por la invitación pero no creo que encaje bien en tu ambiente. —Claro que sí, todo el mundo adora a Elvis. —Bueno no creo que todo el mundo sea como tú. —Yo creo que sí. —Discrepo con lo que dices. —Suena otra canción y vuelve a bailar pero esta vez mirándose al espejo, la situación es surrealista y ya empiezo a estar un poco saturada de él. —¿Bailas conmigo nena? —No gracias, me tengo que ir. —Me coge del brazo y tira de mí. —No quiero bailar y me tengo que ir. —No me hace ni caso y sigue mirándose al espejo mientras me sujeta del brazo. —¡Mueve las caderas nena! —Me voy de verdad. —Pasa olímpicamente de mí sin soltarme, ya no aguanto más esta ridícula escena y digo sin pensar. —¡Que me sueltes coño que me voy de aquí! —Tiro del brazo y salgo casi corriendo. —¿Te llamo esta noche para quedar mañana? —No gracias, no te lo tomes mal pero creo que no estás muy cuerdo y no quiero volverte a ver, adiós. —Cierro la puerta y le dejo allí plantado vestido de Elvis con cara de sorprendido. Cuando quedé al día siguiente con mis mejores amigas Claudia y Marta y les expliqué la absurda cita que había tenido, no pudimos para de reír durante un buen rato. De todas estas historias ya han pasado varios años y en la actualidad no mantengo ninguna relación que dure más de una noche, he cerrado las puertas de mi corazón y tengo la llave bien guardada en una caja fuerte de alta seguridad. No quiero seguir intentando ser feliz al lado de alguien, estoy a gusto conmigo misma y si mi destino es estar sin pareja así será. Suena el despertador, son las diez de la mañana, es domingo, anoche hubo mucho trabajo en la discoteca y me he ido a dormir a las cinco pero en la protectora somos pocos trabajadores y no puedo faltar. Me doy una ducha para terminar de despertarme, me preparo un vaso de leche con cacao y salgo de casa. Me molesta el sol, llevo puestas las gafas de sol pero la brillante luz me irrita los ojos, conduzco veinte minutos y aparco mi coche en la puerta de las instalaciones. Se escuchan los ladridos de los perros, suerte que estamos en las afueras de Barcelona y no hay vecinos cerca a los que puedan molestar. No sólo tenemos perros, hay gatos, loros, tortugas, serpientes, iguanas, monos y un caimán, la gente no es consciente de lo que es tener una mascota en casa y a la que el animalito crece o bien ataca por primera vez, debido a que es un animal salvaje, se echan las manos a la cabeza y corren a la protectora para que nos hagamos cargo de su problema o bien los dejan libres en algún descampado y alguien nos llama para que vayamos a buscarlo. Me encanta cuidar de ellos y me siento feliz rodeada de todo tipo de animalillos deseosos de recibir mis atenciones.

—Buenos días Nayara, ¿qué tal anoche? —Hola Pedro, mucho trabajo y mucho borracho pesado suplicando por una copa gratis. —No sé cómo lo haces para aguantar este ritmo. —Con ganas y con facturas por pagar. —Vas a ser la más rica del cementerio si sigues así, por cierto, han llamado los dueños de Piensos Blasi y dicen que si vamos con la furgoneta nos la llenan de sacos de pienso. —Perfecto pues ahora mismo voy. Qué majos son estos chicos, desde que hablé con ellos y me comentaron la cantidad de pienso que tiraban cada vez que se rompía algún saco y yo les dije que lo guardaran y que ya iríamos a buscarlo para dárselo a nuestros perros que no han dejado de llamarnos y regalarnos toda esa comida. —Pues sí, la verdad es que es una pena tirar tanto pienso cuando hay perros que no tienen qué comer. —Bueno pues voy para no hacerles esperar. —Vale hasta ahora. —Entro en la vieja furgoneta y me dirijo a mi destino. De regreso a la protectora mientras conduzco por la carretera, suena en la radio una de mis canciones favoritas, empiezo a cantar y veo que se incorpora a la vía un cochazo impresionantemente bonito que cuesta unos cien mil euros. Me encanta, cada vez que veo el anuncio alucino con los extras y los acabados. Sigo observando las vistas y escuchando la canción cuando veo que el coche frena en seco ante mí, yo freno inmediatamente pero los frenos de la vieja furgoneta no van demasiado bien y colisiono con el precioso vehículo que tengo ante mí. Apago el motor y salgo para ver los daños y si hay algún herido aunque el golpe no haya sido muy fuerte. Veo que se abre la puerta del conductor y sale un hombre no demasiado alto pero tremendamente sexy con esos tejanos y la camiseta blanca de algodón marcando su trabajado cuerpo. —Hola siento haberte dado este golpe, has frenado en seco y no he podido frenar del todo, ¿estás bien? —¿Pero no has visto que frenaba? Menudo golpe me has dado. ¡Joder, mi coche nuevo! —Lo siento mucho ya te lo he dicho, ¿te duele algo?

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