21 de diciembre de 2012. El día en que termina el calendario Maya.
Hace quinientos años, el Popol Vuh de los mayas profetizó el nacimiento de unos poderosos hermanos gemelos. Jacob, de cabellos blancos y ojos azules oscuros, dotado de cualidades inhumanas que sabe desde el momento de nacer que su destino va más lejos. Su hermano Immanuel, de cabello oscuro, rechaza su vocación genética y desea llevar una vida normal.
Pero sólo la combinación de los poderes de ambos podrá resucitar al salvador, su padre, y librar a la especie humana de toda una eternidad repitiendo su propia autodestrucción.
Existe un gran tercer poder sobre la Tierra, nacido el mismo día que los gemelos.
El dojo mide veinte metros de largo y diez de ancho, sus paredes están cubiertas de espejos, el suelo es de madera bruñida. El maestro Gustafu Pope, cinturón negro quinto dan y ex campeón de kárate de Argentina, se gira hacia sus guerreros «Bushi», que están sentados contra una pared en la postura del loto.
—Richard Rappaport. Andrea Smith.
Al oír su sobrenombre, Dominique Vázquez, de treinta y un años de edad, se pone en pie. Al igual que los demás alumnos del maestro Pope, esta belleza hispana de cabello negro como el ébano va vestida con el Bogu completo, su armadura protectora.
Lleva el pecho y el estómago cubiertos por el Do, la cintura por el Tare, las manos y las muñecas por unos guantes llamados Kote. Se coloca en la cabeza, por encima de su larga cola de caballo, el casco conocido como Men, cuya base fuertemente almohadillada le protege el rostro, la garganta y ambos lados del cráneo.
En la mano sostiene el shinai, una espada que consiste en cuatro varas de bambú unidas en la empuñadura y en la punta por unas tiras de cuero. Diseñada para flexionarse al golpear un objeto, la shinai, aunque es infinitamente más segura que sus predecesoras la Fukurojinai y la Bokuto, sigue siendo un arma capaz de matar.
Se sitúa en su sitio, frente a su adversario. Rich Rappaport es más corpulento, más fuerte y más experto que Dominique, pero no tiene su tenacidad.
El maestro Pope exclama:
—Rei.
Los dos alumnos combatientes se miran el uno al otro y se saludan inclinándose.
—En sus marcas.
Asiendo con fuerza sus espadas de bambú, los dos adoptan una postura semiagachada.
—¡Comiencen!
Dominique ataca, gritando:
—¡Men!
Al mismo tiempo lanza un golpe por lo alto sobre la cabeza de su adversario. Rappaport lo bloquea, pero ella continúa con su furiosa arremetida y su shinai se vuelve borrosa mientras descarga golpes contra los antebrazos y el pecho del hombre.
Antes de asestar cada mandoble, Dominique va gritando las partes del cuerpo, con sus ojos castaños clavados en su adversario, estudiante de Kendo como ella, a través de los barrotes de su casco.
—¡Ush! —El maestro Pope concede un punto a Dominique por un golpe dirigido a la coronilla.
Los dos alumnos regresan a sus puestos.
—Uno a cero. En sus marcas… ¡comiencen!
—¡Kote! —Dominique avanza de un salto con la shinai levantada para descargarla sobre los antebrazos de Rappaport…
—¡Men! —La punta de la espada de su adversario la alcanza en la garganta.
—¡Ush!
Dominique cae sobre una rodilla y traga saliva para aliviar el agudo dolor.
El maestro Pope se inclina sobre ella.
—¿Puede continuar, señorita Smith?
Ella afirma con la cabeza.