Todas las alertas se habían despertado en cada rincón de la ciudad de Washington, luego de que se corriera la voz acerca de un duro golpe que había sido dado al presidente. Una caravana especial, se trasladaba directamente de una galería de arte hacia la casa presidencial, donde estaría esperando el presidente Peter Brandt a la llegada de su hija Lucía. Esta, fanática del arte, generalmente se encontraba presente en estos tipos de eventos, los cuales se desarrollaban y eran financiados en su mayoría por esta chica. Su pasión por el arte, la había llevado a adquirir una cantidad de galerías en toda la ciudad, exponiendo a los artistas más reconocidos del país. Cualquiera que pudiese llamarse a sí mismo un artista, debía haber expuesto su trabajo al menos una vez en algunos de estos lugares que contaban con instalaciones perfectas para poder mostrar el trabajo a todos los aficionados y conocedores de la industria de las artes plásticas. Como era habitual, Lucía era custodiada por una gran cantidad de hombres que me han sido contratados por su padre, ya que, había recibido fuertes amenazas en el pasado, y no podía permitirse dejar cabos sueltos arriesgando la vida de su familia. La noche de aquel viernes era simplemente una rutina más, un largo día de trabajo, nada significativo que acotar, Lucía había asistido a este evento como una invitada especial, el cual, representaba uno de las exposiciones más prestigiosas que habían sido patrocinadas por la chica. Su nombre estaría reflejado en los diarios del día siguiente, pero irónicamente, la razón de esto sería diferente. Este grupo de coches blindados, atravesaban una calle de la ciudad de Washington, la intersección estaba completamente libre, por lo que, los tres coches se desplazan manteniendo una distancia significativa. Pero de manera repentina, el primer coche que lideraba el camino, frenó de manera abrupta, generando un choque múltiple entre los tres vehículos. La sacudida había hecho que Lucía golpeara con su rostro en el asiento delantero, quedando completamente aturdida, ya que, no esperaba este tipo de eventos. Generalmente, sus chóferes eran muy cuidadosos y se desplazaban a una velocidad Segura, evitando que cualquier accidente pudiesen surgir durante su desplazamiento. En el airbag del segundo coche, se había disparado instantáneamente, y movilizando a su chofer y obligando a sus acompañantes a abandonar el vehículo. Simplemente pensaron que se trataba de una falla en el primer coche, el cual se había detenido de manera abrupta y sin decir absolutamente nada. Estos, se comunicaban a través de comunicadores instalados en sus orejas, por lo que, era momento de aclarar la situación. —Águila calva uno. ¿Qué está pasando? —Dijo uno de los guardias de seguridad. Al no tener respuesta, este, se acercó directamente el primer coche, mientras el resto de los hombres abandonaban los vehículos. —¿Qué está pasando? —Preguntó Lucía, quien se encontraba completamente asustada al ver que los hombres mostraban una actitud muy preocupada. —No salga del vehículo, señorita. No es seguro. El hombre desenfundó su arma y se mantenía atento, éste, permanecía sentado a un lado de la chica, vigilando absolutamente todo lo que se desarrollaba a su alrededor. Lucía, trató de tomar su móvil para comunicarse con su padre, pero este hombre, evitó que hiciera cualquier movimiento. —No sería adecuado que se comunicara con nadie ahora. Podrían tener las llamadas intervenidas.

Esto parece ser algo producido. —Dijo el hombre. Al quitarle el teléfono de las manos a Lucía, esta, comenzó a experimentar ciertas sospechas acerca del comportamiento de este hombre. Era uno de los más confiables del anillo de seguridad que había establecido su padre para ella, pero la forma en que había actuado, dejaba mucho que desear. Un grupo de al menos seis hombres, se acercaban lentamente al primer vehículo, pero cuando estuvieron sólo a unos centímetros de éste para verificar si el chofer se encontraba bien, este voló en pedazos. La explosión, y eso estallar los vidrios de algunos edificios ubicados alrededor, dejando a todos estos hombres sin vida en sólo un fragmento de segundo. La situación estaba completamente fuera de control, y era evidente que se trataba de un atentado o algo similar. Lucía, sin saber cómo manejar la situación trató de huir del vehículo, pero fue sujetada automáticamente por el hombre que la acompañaba. Casualmente, este era el único que había sobrevivido de todos estos, ya que, absolutamente todos habían muerto tras la explosión. —No hagas nada estúpido. No voy hacerte daño si cooperas. —Dijo este sujeto de cabellera larga y barba densa. Podía resistirse, pero absolutamente nadie tiene oportunidades teniendo un arma apuntándole al rostro. Este hombre, llamado Mike Porter, había roto las reglas y había superado el límite establecido. Había traicionado a su padre, el presidente de los Estados Unidos, por lo que, estaba incurriendo en un grave error. Lucía, intentando persuadirlo, había mencionado algunos elementos que posiblemente harían a este hombre por desistir de su intención de llevar a cabo este plan, pero todo era completamente inútil, pues estaba todo calculado. —Mi padre puede proporcionarte todo el dinero que desees, no tienes que hacer esto, es un grave error. —Dijo Lucía mientras trataba de calmar a este hombre. Mike parecía hacer caso omiso, ya que, sabía la gravedad de los hechos que estaba desarrollando. Su lealtad al presidente se había quebrantado, y éste estaba convirtiendo su cabeza en un objetivo para las fuerzas más importantes de todo el país. Sabía que, si era secuestrada por este hombre, seguramente no volvería ver la luz del día, por lo que, simplemente intenta retrasar lo inevitable. Pero justo en el momento en que pensó que finalmente había hecho recapacitar a Mike al ver la duda en su mirada, logró visualizar como dos camionetas lujosas se detuvieron justo a un lado del coche que trasladaba a Lucía. —La caballería ha llegado. No entiendo por qué tardaron tanto. —Dijo Mike antes de abandonar el vehículo.

Justo en ese momento, tuvo unos segundos para tomar a su móvil e intentar marcar el número de su padre, consiguió abrir la llamada, pero justo al segundo siguiente, Mike tomó el móvil y lo tiró al suelo, volviéndolo pedazos con su bota. —Eres muy lista, casi cometo un grave error. Vuelve a hacer algo como esto y tendrás una bala en la cabeza. —Dijo el hombre mientras tomaba la chica del brazo para trasladarla hacia una de estas camionetas. Lucía pudo observar que estos hombres teníamos a China dos, por lo que, inmediatamente supo que eran alguna organización o mafia internacional, pues eran asiáticos. Esta magnitud de problemas era algo que no sabía cómo manejar, por lo que, debía guardar silencio e intentar evitar cometer alguna imprudencia, ya que, si despertaba la ira de estos hombres posiblemente no tendrían ninguna condescendencia. Era evidente que se trataba de un tema político, algo que involucraba a su padre y algunos intereses internacionales, por lo que, la chica simplemente es la carnada en medio de un problema que puede generar un caos incontenible. Este grupo de hombres, había abandonado la escena justo un instante después, llevando a la chica con ellos, ya que, finalmente el trabajo estaba terminado. Su verdadera intención era llevar a una crisis total al presidente, haciéndolo colapsar hasta renunciar y entregar su cargo. Pero era mucho más complicado que esto, y la única que estaba a punto de sufrir las consecuencias de la furia de esta mafia, era Lucía. Ante la gran cantidad de miedo que experimentaba ni siquiera era capaz de pronunciar una sola palabra, ya que, podía ver los rostros de sus secuestradores y sabía que no tendrían ningún tipo de paciencia o condescendencia con ella. Los vidrios estaban completamente oscuros, por lo que, no podía ver a través de ellos, así que, no tenía la menor idea de a dónde iba o donde se encontraba. Los hombres que trabajaban para el presidente han muerto, la hija única de este hombre estaba en manos de la mafia, y al parecer, todo estaba a punto de empeorar. Sólo pasaría en algunos minutos para que todo el país fuera testigo de lo que estaba ocurriendo. El presidente Peter había aparecido en televisión nacional hablando claramente acerca de la desaparición de su hija. No había habido testigos, y habían destruido absolutamente cualquier indicativo del rumbo que había tomado la chica. Mike era el único enlace existente entre los japoneses y el presidente, y éste, estaba completamente desaparecido. Se tejían algunas teorías acerca de su vínculo con un posible secuestro, pero también existía la posibilidad de que lo hubiesen asesinado y su cuerpo aún no fuese encontrado. Mientras todos veían estupefactos el rostro del presidente completamente devastado pidiéndole a los secuestradores que no le hicieran daño a su hija, el país se había paralizado. Nadie podía creer que algo así fuese posible, ya que, conocían las fuertes medidas de seguridad que eran tomadas para mantener seguros a todos los miembros de la familia presidencial. Un leve error, un infiltrado, una organización peligrosa había sido la receta ideal para poder quebrantar este blindaje, donde habían resultado como víctimas todos estos hombres y la chica había caído en manos criminales. Hay un teléfono al cual llamar, un número telefónico donde suelen comunicarse aquellos que entran en un estado de desesperación y atraviesan situaciones como este. El investigador privado más solicitado de la ciudad del país aún se encuentra en la ciudad, algo que resulta bastante extraño, ya que, suele ser llamado desde diferentes países ya que, sus habilidades investigativas y su forma de trabajar poco ortodoxa, siempre lo llevan hasta el éxito. La irreverencia de John Doe, lo había llevado a meterse en graves problemas, pero sus métodos siempre conseguían el éxito. Habían intentado asesinarlo en múltiples oportunidades, había enfrentado a los mecanismos más poderosos de la mafia, y siempre había encontrado a su objetivo.

John era llamado en ocasiones en las cuales el riesgo de un conflicto internacional era una posibilidad. En esta oportunidad, el presidente había caído un estado de desesperación encerrado en su despacho, justo al lado de dos de sus hombres de confianza, quiénes eran los únicos permitidos en este espacio. —No tenemos la menor idea de quien tiene a su hija, presidente. Cualquier especulación que se lleve a cabo en este momento sería muy delicada. —Dijo el jefe de investigaciones. —No quiero que me digan absolutamente nada. Quiero silencio, mi hija está en manos de criminales y yo estoy aquí sin poder hacer absolutamente nada, resuelvan instantáneamente este problema. —Si me permite, podría comunicarme con John Doe, el creo que es el hombre indicado para este trabajo. —¿No es el hombre que salvó a la esposa del presidente ruso? —Preguntó Peter. —Es precisamente él con quien me gustaría hablar acerca de esto. Ese hombre es el mejor en este tipo de situaciones. Sólo será un poco complicado ubicarlo, pero si me autoriza, estoy seguro que daré con él. Su vida siempre se había caracterizado por encontrarse al límite en cada ocasión, adoraba estar en riesgo, estar cerca del peligro, ya que, esto lo hacía sentir vivo. Mientras estaba en la persecución de personas peligrosas, John podía decir que se encontraba en un estado de felicidad plena, y aunque esto, lo había llevado atravesar duros episodios, era la forma en que había elegido desarrollar su propia vida. Nadie podía juzgarlo por ser así, ya que, había regresado a su vida actual a una gran cantidad de personas que habían sido secuestradas, había asesinado a grandes criminales, y ahora, con 32 años, simplemente disfruta de la vida al ritmo que él desee. Su teléfono suena constantemente, pero no es respondido. Tiene las manos demasiado ocupadas en ese momento como para preocuparse por su móvil. uno de sus pasatiempos favoritos, es desplazarse por el cuerpo de una mujer desnuda en la cama de un hotel aleatorio. En esta oportunidad, ha escogido uno ubicado en los límites de la ciudad, a donde ha llevado a una hermosa camarera, la cual ha sucumbido ante los atributos y encantos de este hombre. Después de tomar un par de whiskys en las rocas en este bar, finalmente ha logrado salir de allí acompañado de una hermosa mujer, ya que, sus gustos suelen ser exquisitos, y las pecas en la espalda de una mujer blanca siempre han resultado una debilidad para este hombre. Al apreciar este detalle y ver a la chica pasar justo azulado al llegar al bar, supo perfectamente que terminaría entre sus piernas, no había duda de ellos. Es muy seguro de sí mismo, completamente egocéntrico y sabe perfectamente qué hilos mover para lograr manipular a una mujer y conseguir su atención. Puede escuchar su teléfono sonar, pero su atención está enfocada en otro tipo de sonidos. Escucha los gemidos ensordecedores de esta rubia, la cual mantiene atada a los soportes de la cama. Ha utilizado sus calcetines para mantenerla y móvil, mientras mantiene sus brazos abiertos y sus ojos cerrados.

La chica muerde sus labios mientras la lengua de este hombre la penetra constantemente, practicándole un sexo oral formidable, el cual la está llevando directamente al orgasmo. John sujeta sus tobillos, la mantiene completamente lista para él, preparada para esa explosión orgásmica que la llevará hasta otro estado mental. Disfruta las facultades de este hombre, mientras John de gustan los fluidos de esta chica, la cual ha conocido de manera aleatoria. Ha acertado, es una mujer limpia y pulcra, con un sabor delicioso en sus fluidos, dignos de una dama. La mujer sostiene Los calcetines que atan sus muñecas, se aferra a ellos, y en medio de movimientos bruscos y salvajes, finalmente llega a un orgasmo que es complementado por una cantidad de penetraciones brutales llevadas a cabo por John. Al ver cómo está alcanzaba su punto orgásmico, se colocó justo sobre ella y comenzó a penetrarla una y otra vez llevándola a un punto mucho más intenso. Sus pechos eran voluptuosos y se sacudían un lado al otro mientras éste la mía su cuello y mordías sus labios. La había complacido, y después de correrse sobre su vientre, John había quedado también tan satisfecha que había perdido la noción del tiempo durante algunos segundos. —Tu móvil no ha dejado de sonar desde hace minutos. Creo que deberías contestar. —Dijo la chica antes de encender un cigarrillo. John se había encargado de liberarla, y mientras esta disfrutaba de una sesión de relajación posterior al acto sexual, este finalmente volví a retomar sus responsabilidades. Sabía que en el momento que tomara ese teléfono, entraría en una dinámica vinculada al trabajo que lo desconectaría de ese periodo de descanso. Amaba estar involucrado en algún trabajo, pero también requería de esparcimiento, desconexión, algo que lo mantenía fresco y listo para una nueva aventura. Al ver el número de contacto en la pantalla de su móvil, supo que era algo delicado, por lo que, se colocó la ropa interior y abandonó la habitación de ese hotel caminando por el pasillo casi completamente desnudo. Había encendido un cigarrillo, y antes de contestar, tuvo un presentimiento de que esta vez había algo grande, y aunque estaba acostumbrado a este tipo de situaciones, siempre existía un leve riesgo de que fuese su último caso.

.