Cuando sonó el timbre, Brunetti estaba echado en el sofá de la sala, con un libro abierto apoyado en el estómago. Como estaba solo en el apartamento, sabía que tenía que levantarse a abrir, pero no sin antes terminar el último párrafo del octavo capítulo de la Anábasis, porque quería averiguar qué nuevos desastres aguadaban […]
![](https://es.chapter1.us/library/img/uk.png)
![](https://es.chapter1.us/library/img/es.png)
![](https://es.chapter1.us/library/img/fr.png)
![](https://es.chapter1.us/library/img/de.png)
![](https://es.chapter1.us/library/img/tr.png)
![](https://es.chapter1.us/library/img/br.png)