L 1 EASTON CUANDO VEO A EVERLY POR PRIMERA VEZ… a he estado observando. Vi su nombre en la lista. También hubo otras, pero ella se destacó. Nunca he hecho esto antes. Nunca busqué a una de las mujeres, y mucho menos me acerqué a alguna de ellas. Fingí que todo lo que sucede aquí en esta isla abandonada no era asunto mío. Pensé que si no me involucraba, entonces no sería mi culpa. Pero no es así como funciona la vida, ¿verdad? Estás involucrado, todo el tiempo. Tomas decisiones sobre tus valores todo el tiempo. Lo que haces o no haces. Lo que compras o no compras. Traté de quitarme la culpa. Traté de cerrar los ojos ante todos los horrores que tienen lugar a mí alrededor. Incluso después de que se llevaron a Alicia lejos de mí. Pensé que estaba enamorado de ella y quería huir con ella. Sin embargo, cuando me la quitaron, les creí. Cerré mis ojos a toda la ira y al odio, y todo lo que sabía que era verdad lo guardé en lo profundo de mi ser. Cerré mis ojos a la verdad que sentía profundamente dentro de mí. ¿Sabes esa sensación que hace que tu piel se arrastre cuando algo malo está por suceder? ¿Sabes esas pequeñas protuberancias de gallina que sientes cuando sientes que algo no está bien? ¿Conoces esa voz en la parte posterior de tu cabeza que trata de advertirte, no importa lo agradable que parezca todo? Esas son señales que no debes ignorar. Pero lo hice. Las experimenté. Las viví. Y se convirtieron en mis errores. Parado aquí, mirando esta sala llena de gente hablando, riendo, mezclándose, me doy cuenta de lo que siempre supe. No necesitaba escuchar a mi padre hablando con su asesor más cercano para confirmar la verdad.
Esa sensación de náuseas, la piel de gallina en los brazos, esa sensación de náusea en la parte posterior de mi garganta, todo eso era prueba de ello. Mi padre había matado a Alicia, y yo fui demasiado estúpido, no, demasiado ingenuo, para no verlo. ¿Es por eso que estoy aquí en esta habitación con cortinas alrededor de las paredes y todos vestidos con su mejor corbata negra? Quizás. Estoy aquí para encontrarla. Everly March. Vi su nombre en la lista y algo me atrajo hacia ella. Su nombre, fluido e interminable, me recuerda a un río o un arroyo que corre. ¿Pero su apellido? Rápido y fuerte y poderoso. Es casi como si se detuviera repentinamente el agua que fluye. Everly March. Everly March. Everly March. Digo su nombre una y otra vez. ¿Quién eres tú? ¿Y por qué me trajiste aquí? Escaneo la habitación en busca de ella y no me toma mucho tiempo. Camino entre la gente, inclinándome y escuchando hasta que escucho su nombre. Me paro un poco lejos de ella, sólo lo suficiente para no quedar como un raro. Y observo y espero hasta que su cita la abandone. Termino un trago y consigo otro. Sigo esperando. Son estos momentos a los que vuelvo una y otra vez, cuando estamos separados. El brillo de su cabello. La comodidad de su vestido alrededor de sus caderas. La forma en que ella hundió los hombros hacia abajo, ya sea por timidez o ansiedad, o simplemente para mantenerse caliente. Sus pómulos altos y sus grandes ojos brillantes hacen que su rostro se ilumine y me siento atraído hacia ella. Se necesita todo lo que esté a mi alcance para mantener mi distancia.
No es que la quiera, porque sí la quiero, pero es que sobre todo quiero conocerla. Su belleza es sin esfuerzo, e inmediatamente siento la fuerza de atracción. Pero el tirón es más que eso. Es como si hubiera una atracción gravitatoria a su alrededor. Ella es el sol y me está acercando a ella. Cuando no puedo soportar no estar cerca de ella por más tiempo, su cita finalmente se va. Ahí está mi apertura, mi oportunidad. Me acerco a ella con cuidado, no porque tenga miedo de asustarla, sino de lo que eso me haría a mí. —Hola, hola —le digo suavemente desde atrás. La veo considerando una de las opciones de la subasta silenciosa. La que ella está mirando la ofrece una amiga de la familia de mi padre. —¿Pensando en pujar en ese fin de semana navegando en Newport? — pregunto. Ella se da vuelta y me examina cuidadosamente. Sus ojos se estrechan, luego se relajan, y luego me sonríe. —Sí, es correcto —dice con un tinte de sarcasmo—. La oferta más alta está probablemente alrededor de USD 100.000. Por lo tanto, tendría que trabajar dos años y medio en mi trabajo actual y ahorrar cada centavo para igualarlo. De todas las maneras en que pensé que esta conversación podría haberse desarrollado, no fue así. No sé a quién esperaba, pero esta mujer con un ingenio fuerte y una lengua afilada no lo era. Su reacción me divierte; me atrae aún más. No puedo dejar de darle un guiño. —Soy Easton —le digo, extendiendo la mano y esperando el momento en que finalmente me permita tocarla. El momento es demasiado breve, por desgracia. Antes de que tenga la oportunidad de decir una palabra más, su cita vuelve.
Es como si estuviera esperando, observando. Él envuelve su brazo firmemente alrededor de su cintura. Ella es mía, dice su lenguaje corporal. Mantente alejado. Mantente alejado. Vete a la mierda. Lo miro y veo como sus fosas nasales estallan. Sus cejas se fruncen, sus celos están a punto de ser empujados hasta el límite. Lo veo acercarse límite y quiero empujarlo más allá de él. Quiero que ella vea al cobarde que realmente es. Quiero que vea que este no es el buen tipo de posesividad, el tipo que hace que una mujer se sienta deseada. No, él es toda debilidad y lo sabe. —Easton, este es mi… amigo… Jamie. Ella se detiene en el medio, considerando la descripción correcta para describirlo. Ella no usa la palabra cita, sino amigo. Esto no pasa desapercibido.
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