En el corazón de África en un bosque impenetrable, dos exploradores blancos con un indígena y un niño negro acaban de descubrir a un pueblo desconocido, que vive en los árboles. Estos dos héroes, un francés y un norteamericano, llamados Max Huber y John Cort, observan atentamente al pueblo para descubrir si son humanos y tratar de cumplir con su Rey. Los exploradores van acompañados de un niño, Llanga, que han recogido durante su viaje al Congo ya que el viaje fue originalmente destinado a acompañar a Urdax, un comerciante de marfil portugués, y sus aventuras comienzan al regresar de este viaje. El último acompañante es Khamis el «foreloper», guía que les ayudará en su recorrido por la selva africana.
———-
—¿Y el Congo americano? —inquirió Max Huber—. ¿Acaso no falta agregar un Congo americano?
—¿Para qué, mi querido Max? —le contestó John Cort—. ¿Acaso nos faltan grandes extensiones en los Estados Unidos? ¿Qué necesidad hay de colonizar tierras en otros continentes cuando aún tenemos centenares de miles de kilómetros cuadrados de territorio virgen entre Alaska y Texas?
—¡Pero si las cosas continúan así, las naciones europeas terminarán por repartirse África y nada quedará para tus compatriotas!
—Ni los norteamericanos ni los rusos tienen nada que hacer en el Continente Negro —repuso John Cort con acento terminante.
—¿Pero por qué?
.