El terror se cierne sobre los Cuatro Reinos cuando el Ildatch, una antigua fuente de maldad, vuelve a la vida y envía a sus horribles Espectros Corrosivos para destruir a la Humanidad. Para llegar hasta el Ildatch, el druida Allanon tinee que atravesar la infame vegetación que lo protege, y para conseguirlo necesita la ayuda de Brin Ohmsford. Sólo ella posee el poder mágico del Cantar, que hace que las plantas florezcan instantáneamente o que las hojas de los árboles muden su fragante color verde en amarillo otoñal. Aunque a regañadientes, Brin decide acompañar al druida en su peligroso viaje…
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A medida que el verano tocaba a su fin y daba entrada, lentamente, al otoño, el cambio de estación que se estaba produciendo en las Cuatro Tierras empezaba a dejar sentir sus efectos. Lejos quedaban y a los largos y tranquilos días de mediados de año en los que el sofocante calor enlentecía el ritmo de la vida y parecía que había tiempo para todo. Aunque las temperaturas seguían siendo altas, los días eran ya más cortos, el aire más seco y la vida empezaba a recordar sus necesidades primordiales. Los signos de transición eran evidentes por doquier. En los bosques de Valle Umbroso, las hojas ya habían empezado a mudar su color.
Brin Ohmsford se detuvo junto a los parterres de flores que bordeaban el camino principal que conducía a su casa para observar el follaje carmesí del viejo arce, que en los calurosos días estivales cubría el patio con su refrescante sombra. El árbol, con su tronco ancho y poblado de nudos, ofrecía una figura imponente. Brin esbozó una leve sonrisa. Ese viejo arce evocaba muchos de sus recuerdos infantiles. Movida por un impulso, dejó el camino y se dirigió hacia él.
Era una joven alta, más que sus padres o que su hermano Jair, y casi tanto como Rone Leah; y, a pesar de su delgado y aparentemente frágil cuerpo, era tan fuerte como cualquiera de los dos.
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