debeleer.com >>> chapter1.us
La dirección de nuestro sitio web ha cambiado. A pesar de los problemas que estamos viviendo, estamos aquí para ti. Puedes ser un socio en nuestra lucha apoyándonos.
Donar Ahora | Paypal


Como Puedo Descargar Libros Gratis Pdf?


El bebe inesperado del seductor – Nicki Jackson

Sarah veía a Santino Orlando desde su posición junto a las enormes columnas que rodeaban la sala de fiestas. Su gracia natural y la seguridad total y absoluta estampada sobre sus rasgos denotaban una vida pasada entre lujos. Ella reconoció esa mirada y ese comportamiento porque no habían formado parte de su naturaleza en su vida hasta el día en que había luchado por librarse de la maldición y por hacerse un nombre. Estaba claro que el italiano alto de pelo oscuro y ojos marrón chocolate no había pasado ni un día de su vida con necesidades o sin lujos. Santino Orlando era una fuerza que había que tener en cuenta, y ella tenía planeado encontrarse con él exactamente en media hora en una de las enormes salas de debate del local para lanzar un concepto publicitario para su empresa de juguetes. Este evento en España había reunido a propietarios de corporaciones y una variedad de magnates, además de a los nombres más destacados en la industria de la publicidad. Ella estaba ahí representando a su empresa, decidida a conseguir como cliente a la empresa de juguetes BubFun de Santino Orlando. La oportunidad era enorme y, probablemente, Santino Orlando era el mayor cliente al que se dirigiría jamás. Asegurar el contrato significaría que el ascenso que había estado esperando durante meses estaría a su alcance. Pero había un problema: no esperaba que el hombre fuera un tío que estaba como un cañón. Su minuciosa investigación sobre ese hombre le había mostrado el tipo de vida que llevaba, sus gustos y sus preferencias y todo aquello sobre lo que la prensa informaba, pero la cámara no le había hecho justicia. Su carismática aura le hacía parecer invencible, poderoso e increíblemente feroz. Ella se habría sentido intimidada, pero había un problema: a Sarah Montgomery no la intimidaba nadie. No importaba lo que él hiciera o si ganaba millones o el hecho de que probablemente él gastara más en unas vacaciones de lo que ella ganaba en un año entero. Nada la afectaba. Estaba segura de su último concepto; la creatividad en su publicidad estaba llena de todo lo que ella sabía que él no podría rechazar, y su confianza le había servido de mucho en el pasado. Ella pasó la mirada por sus amplios hombros y por el traje gris pizarra que se adhería a su cuerpo contorneado y musculoso. Tenía las manos fuertes y con sus dedos largos se ajustó la corbata. Aunque estaba al menos a nueve metros de distancia, ella podía sentir el aura de su autoridad golpeándola en oleadas. Se convenció a sí misma de que solo lo miraba porque quería conocer a su cliente antes de que él fuera a la sala de presentación donde todo estaba preparado esperando su llegada. Tenía una nariz prominente, ligeramente levantada en el centro, los labios cincelados y la línea de la mandíbula tan marcada que era terriblemente agradable a la vista. Y, justo cuando ella se movió ligeramente para apoyarse sobre la columna y mirarlo con mayor comodidad, él levantó la mirada y se cruzó con la de ella. A ella le latió el corazón sin control cuando él posó su mirada castaña y cálida sobre ella. Se quedó helada, incapaz de moverse y, para mayor horror, se dio cuenta de que ese hombre no solo desprendía poder. También había muchísimo atractivo, tan denso y concentrado que hizo que le temblaran las piernas y que sus rodillas empezaran a flaquear.


El cuerpo le respondió de forma traicionera, se le agitó el estómago y el calor invadió el espacio entre sus piernas. Él entrecerró los ojos al ver que ella no apartaba la mirada, pero la paralizaba la debilidad. El momento fue intenso y quedó grabado en su memoria para siempre. Era incapaz de negarles a sus sentidos el placer de mantenerle la mirada a ese hombre. Y, justo cuando pensaba que moriría por la inoportuna lujuria que le corría por las venas, él sonrió. Él suavizó la mirada y el hombre que ella había juzgado de distante, frío e inaccesible se transformó delante de ella. La fachada de magnate frío y despiadado se desvaneció. Sintió que lo conocía desde hacía mucho tiempo. Justo cuando ella se convenció de que el contacto de sus miradas podía interpretarse como un coqueteo y de que era una cosa horrible que hacer minutos antes de conocerlo, una mujer se movió entre ellos y rompió el momento. Sarah se dio la vuelta, deslizando la espalda sobre la columna circular y acoplándose a ella. Su respiración era fuerte y apretó los ojos, haciendo un esfuerzo por entender lo que la acababa de superar. —¡En serio! —se susurró a sí misma con enfado—. No puede ser. Había ocurrido lo impensable. Estaba nerviosa. Nerviosa por conocerlo, nerviosa por volver a mirar sus ojos magnéticos e intensos, y nerviosa por poder derrumbarse de placer si volvía a sonreírle. *** Sarah miró hacia la puerta de la sala de conferencias. Por suerte, mientras estaba junto a la pantalla del proyector y revisaba sus notas, había conseguido calmar sus nervios por completo. Con un gran aplomo esperaba ahora a que Santino apareciera. Se convenció enérgicamente de que estaba bien y de que la increíble aura de un hombre, y aún más su increíble sonrisa, no eran suficiente para agitar sus nervios. Pero cuando el hombre entró sigilosamente en la sala sin siquiera mirarla, a ella se le hundió el estómago hasta el suelo. Le pareció que sus sentidos la habían traicionado y que esa conexión física nunca había existido. «No seas estúpida, Sarah. Esto son negocios». Ella comenzó su presentación cuidadosamente ensayada con un saludo para romper el hielo.

—Buenas tardes, Sr. Orlando. Él alzó la mirada hacia ella, sonriendo lentamente al tiempo que sus ojos se iluminaban. Mientras se acomodaba en su silla detrás de la enorme mesa, él dijo «Hola». —Uhh… hola. —Ella no pudo evitar reírse entre dientes. La mezcla de nervios, atracción y confusión la hicieron reírse con nervios. —Me alegro de verla otra vez. —Él sonrió. Sarah no podía contenerse. Ignorando a los cuatro ocupantes de la sala, se rio de nuevo. —Sí, me alegro mucho de volver a verlo, Sr. Orlando. Él se reclinó en su asiento. Su mirada era cálida, cercana y de un decadente marrón chocolate. —Por favor, llámame Santino. Un silencio invadió la sala y lo único que ella podía oír era el latido de su propio corazón. —Claro, Santino. Soy Sarah Montgomery. —¿Puedo llamarte Sarah? Sarah torció los labios al ver el coqueteo aniñado en sus ojos. Estaba jugando con ella e ignorando deliberadamente a las personas que estaban a su alrededor. Como si ni siquiera le importara que fueran espectadores de su no demasiado sutil coqueteo. «No es coqueteo. Solo está siendo simpático». —Puedes.

—Estupendo. ¿Y qué tienes para mí hoy, Sarah? —Ehh… —Sarah volvió a la realidad con un ruido sordo y, por un momento, se quedó completamente en blanco mientras miraba fijamente la pantalla del ordenador, preguntándose en qué idioma estaba escrita, a pesar de que había creado toda la presentación ella sola. Entonces se le despejó la mente. «Céntrate. Céntrate. Esto es importante». Él podía pensar que era divertido coquetear en medio de un negocio, pero ese hombre se iba a ir a otra agencia dentro de una hora y ella tenía que asegurar ese contrato. De esa forma, Sarah se recompuso y siguió adelante con la presentación. Su voz era fuerte, sus palabras eran elocuentes, y demostraba que creía en su discurso publicitario con toda su alma. El hombre divertido, valiente y guapo se transformó en un profesional de los negocios, su sonrisa insinuante se evaporó y quedó reemplazada por algo más intenso que ardía en sus ojos, y ella se alegró de que Santino Orlando se tomara en serio sus negocios. *** Santino nunca había visto algo igual a Sarah Montgomery. Algo de ella le hablaba a otro nivel. Esa mujer guapa era tan fuerte que con su voz ponía a todos en trance. Tan segura, tan confiada como si se viera preparada para conquistar el mundo y estuviera segura de conseguirlo. Él recorrió su cara con su mirada, deleitándose con la forma en que se movían sus labios suaves y voluptuosos. Eran gruesos, tenía la nariz pequeña y recta y la cara con forma de corazón enmarcada por un pelo abundante y oscuro que descansaba sobre sus hombros.

.

Declaración Obligatoria: Como sabe, hacemos todo lo posible para compartir un archivo de decenas de miles de libros con usted de forma gratuita. Sin embargo, debido a los recientes aumentos de precios, tenemos dificultades para pagar a nuestros proveedores de servicios y editores. Creemos sinceramente que el mundo será más habitable gracias a quienes leen libros y queremos que este servicio gratuito continúe. Si piensas como nosotros, haz una pequeña donación a la familia "BOOKPDF.ORG". Gracias por adelantado.
Qries

Descargar PDF

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

bookpdf.org | Cuál es mi IP Pública | Free Books PDF | PDF Kitap İndir | Telecharger Livre Gratuit PDF | PDF Kostenlose eBooks | Baixar Livros Grátis em PDF |