debeleer.com >>> chapter1.us
La dirección de nuestro sitio web ha cambiado. A pesar de los problemas que estamos viviendo, estamos aquí para ti. Puedes ser un socio en nuestra lucha apoyándonos.
Donar Ahora | Paypal


Como Puedo Descargar Libros Gratis Pdf?


Cowboy – Jorge Borges

Ariadna era una chica de 23 años que estaba acostumbrada a una vida a las que muy pocas personas pueden acceder. Su padre era uno de los empresarios más importantes y adinerados del país y las cosas cada vez marchaban mejor para él quien amasaba una fortuna que lo único que hacía era crecer sin parar. Como un buen hombre y padre, proveía a su familia de todo lo que necesitaban y tenían todas las comodidades necesarias, pero, en particular con su pequeña hija quien lo tenía todo y más, creciendo entre lujos y siendo parte de ese pequeño porcentaje de la población mundial que no tenía necesidades de ningún tipo. Tenía profesores en casa ya que, según su padre, “no había una escuela lo suficientemente buena para Ariadna”, ella merecía lo mejor. El hombre contrató a los mejores educadores del país y fuera de él, para que llevaran a su hija por el mundo de la cultura, la música y todo lo relacionado con el intelecto. Así, pues la niña estaba en su enorme mansión durante las clases que eran dadas según las épocas en que organizaban sus viajes de vacaciones. Ella no era la mejor estudiante del mundo, pero, una de las cosas que más la movía era la música. No había nada que amara más, Ariadna podía estar durante hora escuchando su lista de reproducción sin aburrirse y todo lo que escuchaba lo trasladaba al piano que era su instrumento favorito a pesar que tocaba la guitarra, el saxofón, el violín y había sido dotada con una extraordinaria voz. Si había algo que ella quisiera hacer es cantar frente a cientos de personas y demostrar lo talentosa que era, pero, con solo imaginarse frente a un público, se le helaban las manos y su nerviosismo iba más allá de lo normal, sabía que al pararse en un escenario olvidaría todo lo que sabía. Era, quizá, el precio a pagar por estar siempre encerrada en casa y tener poco contacto con las personas. Por supuesto la diversión de toda la familia eran los viajes anuales. Las salidas a los destinos turísticos más emblemáticos del mundo siempre eran bienvenidas, puesto que eso consistía en estar en los mejores hoteles durante al menos dos meses, era como ir a otro mundo. Ariadna tenía el pasaporte completamente sellado y a veces no sabía de dónde sacaban los espacios para colocar un nuevo sello. La chica estaba rodeada de lo mejor, no había nada que no conociera. Pero, poco a poco las cosas se fueron haciendo más aburridas, cuando su estancia en casa consistía solo en estudiar y el único entretenimiento real que tenía era cuando iba su profesora de música. Ariadna comenzaba a sentirse un poco fuera de contexto y entonces comenzó a salir un poco más a tratar de conocer personas y hacer amigos con quienes compartir sus cosas, pero, no fue nada fácil pasar por eso. Cuando iba a las fiestas de los amigos de su padre siempre conseguía a las mismas personas y con ellas las cosas no eran muy divertidas. Pero, un día las cosas cambiaron cuando consiguió a un grupo de chicas interesantes y que al parecer estaban en la misma sintonía que Ariadna. En efecto, las tres muchachas eran hijas de algunas de las más importantes personas del país, ellas sabían exactamente el tipo de vida que Ariadna tenía, aunque ellas no lo vivían de una manera tan amplia, puesto que sus padres no eran tan millonarios como el de ella. Pero, de igual forma y dejando un poco a un lado la cantidad de ceros en el banco, las chicas congeniaron desde el primer momento en que se conocieron, la entrada de una nueva integrante como Ariadna, haría que el grupo tomara más clase y prestigio, ellas eran las más populares, pero, ahora estarían con la chica de la sociedad más lata, la chica que nadie había tenido antes y ellas ahora eran mejores amigas. No se esperaron las salidas a las discotecas, los paseos a las mejores zonas del país, por fin y después de mucho tiempo, las cosas estaban comenzando a tener sentido. Pronto era el cumpleaños de Ariadna y por primera vez estaba contenta por poder organizar una fiesta a donde asistieran sus verdaderos primeros amigos y por supuesto las tres chicas que se habían convertido como en sus hermanas, siempre juntas, en las buenas y en las malas. Gabriela, Indira y Elena se habían convertido en la columna vertebral de la vida de Ariadna, todo su apoyo se concentraba en esas tres chicas con las que había compartido muchísimo en tan poco tiempo, definitivamente el destino o Dios las había puesto en su camino para poder tener las mejores experiencias junto a ellas. Además, había algunos otros chicos que irían. Conocidos de las discotecas, pero, que también tenían padres importantes que no conocían al suyo, lo cual podría ser interesante a la hora de hacer un negocio entre adultos.


La celebración sería la mejor a la que hayan asistido, de eso no había dudas. De hecho, había muchas expectativas al respecto y ninguno, de los que sabían sobre la fiesta, se lo perderían. Por su parte, Roberto, el padre de Ariadna estaba haciendo lo mejor posible porque no faltara nada en la fiesta de su hija, en ese momento sentía que podía darle más de lo que siempre le había dado, estaba ansioso por todo lo que le venía encima sabiendo que era una chica muy atractiva y que además estaba en la flor de la juventud. Quizá ella quisiera abrir sus alas más pronto de lo que esperaba. Tenía planeadas algunas sorpresas, pero, el resto estaba en manos de Ariadna, el solo se encargaba de hacer los cheques sin importar lo que eso costara, para él no había suficiente dinero en el mundo para complacer a su retoño, a la razón de su vida. Los días siguieron pasando muy rápido y sobre todo las últimas dos semanas. Por fin llegó el gran día y todos estaban listos. La fiesta era en los jardines de la gran mansión donde vivían. Las personas, en su mayoría familiares, comenzaron a llegar poco a poco y un poco más tarde, los amigos. La fiesta parecía ser de otro mundo. Había pantallas enormes por todos lados, una mesa que parecía no tener fin llena de tapas para todos los gustos, en medio una fuente de chocolate. Más allá en la parte central de todo había una tarima con un gran arreglo de cornetas con una decoración impresionante y arriba de todo un “21” con luces de neón que recordaban la edad que estaba cumpliendo la homenajeada. La música por los momentos era bastante agradable y todos tenían en sus manos y cóctel o una cerveza bien fría. Había licor para todos los gustos y nadie se quedaba por fuera. Gabriela, Elena e Indira estaban juntas como siempre y saludaban al resto de los invitados, cuando de pronto, justo cuando ellas pasaban por la entrada principal, salió Ariadna ataviada de un gran vestido negro que resaltaba todos y cada uno de sus atributos. La chica bajó las escaleras con elegancia y una sonrisa gigante, algo que realmente enloqueció a todos. Ella estaba brillando con gracia y lo contagió a todos, la verdad es que ella tenía algo que iba más allá de lo normal, algo que la hacía más que especial. Terminó de bajar y entre aplausos ella levantó las manos y comenzó a saludar, pero, eso no era todo, mientras todos estaban viéndola, una banda local se subió en el escenario y comenzaron a tocar sin ningún tipo de aviso, así que la entrada fue simultánea y todos comenzaron a disfrutar del espectáculo. Ariadna estaba más que emocionada por todo lo que estaba pasando, era algo inédito, nunca ante vivido y lo disfrutaba al máximo, cada segundo contaba. Los músicos entonces, como primera sorpresa para ella en la noche, la invitaron a sentarse en la mesa principal y le dieron la oportunidad de pedir todas las canciones que quisiera, la complacerían en todo lo que ella dijera, era su fiesta. Desde ahí se imaginaba teniendo la valentía de subirse en el escenario para hacer lo mismo que hacían esos chicos, era mágica la manera en que se movían por el escenario, era como si nacieran para eso. Ariadna quería hacer algo parecido, pero, sabía que eso nunca se daría de esa manera, ella no sería capaz de cantar o interpretar un tema frente a diez personas siquiera. Ella sacó de la cabeza todas esas cosas y siguió disfrutando de su fiesta. En la mesa la acompañaban sus inseparables amigas, que, por supuesto tenían un trato preferencial, y su padre, pero, este estuvo tan solo unos minutos, la idea era que la chica se alejara de todo y siguiera gozando de todo aquello. Los asistentes bailaban y la música pasaba de la más movida, a una balada y a algo de rock and roll, había de todos los géneros y para todos los gustos.

Todos querían un baile con la cumpleañera, una fotografía o algo que les dejara un recuerdo de aquel fabuloso día, pero, el viejo Roberto se acercó a la tarima con algo que nadie estaba esperando. Un feedback hizo que todos arrugaran su rostro y algunos se taparan los oídos. El estruendoso ruido desapareció dos segundos después. Los invitados y la misma Ariadna no sabían lo que estaba sucediendo y entonces vio a su padre tratando de acomodarse en ese gran escenario y recibiendo algunas órdenes del ingeniero de sonido que estaba detrás de la consola. — Hola. Buenas noches. El corazón de Ariadna estaba palpitando más rápido que de costumbre y además ella trataba de comprender lo que pasaba. La verdad es que su padre no tenía muy buena pinta. — Quería agradecerles a todos por venir y por darle esta maravillosa velada a mi hija Ariadna. Sé que las cosas han sido muy rutinarias para ti durante todos estos años, pero, créeme que cada una de las cosas que he hecho han sido pensando en tu bienestar y para hacerte feliz. Todos estaban conmovidos viendo al hombre hablando de una manera tan franca. Algunos creían que Roberto estaba bajo los efectos el alcohol, pero, no era así. — Me alegra que estés al lado de tus amigas que se han vuelto parte esencial de tu vida y sé que cuentas con ellas siempre, me alegra que las cosas vayan saliendo casi como lo planeé para ti, pero, mejor aún… Me alegra que jamás te hayas quejado de nada a pesar de ser bastante caprichosa. Ariadna estaba a punto de llorar. — Sabes que soy un hombre de pocas palabras y para resumir quiero que sepas que te amo con todo mi corazón y que me siento feliz de tenerte a mi lado. Gracias por todo, hija. Tú me haces querer tener más para dártelo todo a ti. Las personas aplaudieron al unísono y más de uno estaba llorando. Como era de esperarse, la chica subió casi llorando y abrazó a su padre tan fuerte como pudo, un gesto tan personal y amoroso que nunca imaginó sería el último que le diera. Roberto prosiguió con el discurso. — Pero, no todo termina aquí. Hija, aunque sabes que te quiero cerca siempre, también sé que estás creciendo cada vez y que eres casi toda una mujer, irónicamente, mi regalo sorpresa no te mantendrá tan cerca como lo deseo, pero, te lo mereces. Ariadna estaba bastante confundida y entonces todos voltearon cuando escucharon una bocina tocando varias veces. Una camioneta último modelo entró con un gran lazo rosado en el techo y la chica saltó de la emoción sin creer lo que estaba viendo. No sabía si bajar, si abrazar a su padre, si llorar, si creerlo… Jamás se habría esperado algo así.

Pero, entonces por instinto bajó y entonces pasó primero por donde sus amigas. — ¡Esto es para todas, chicas! Las cuatro se amalgamaron en un gran abrazo y entonces salieron corriendo para ver el vehículo. Ariadna ahora estaba en una mezcla de sentimientos bastante extraña y no entendía cómo es que le estaba pasando todo eso exactamente, pero, así era. — Muy bien, chicas. ¿Alguna de ustedes sabe conducir? Indira levantó la mano y habló. — Yo lo hago desde hace mucho tiempo y modestia aparte, soy muy buena haciéndolo. Ariadna volteó y buscó a su padre en el escenario, cuando lo vio juntó sus manos como si se preparara para comenzar una oración y él entendió de inmediato, así que Roberto les dio el permiso de dar una vuelta, él confiaba demasiado en ella, sabía que la había malcriado de una manera exagerada, pero, también sabía que era una chica lista y que volvería pronto. No dejaría a todos esperando por ella. Todas se montaron y se fueron a dar un pequeño paseo. — Muy bien, señoras y señores. ¡Que siga la fiesta! Las personas siguieron las órdenes de Roberto y la banda comenzó a tocar. Para el hombre era increíble que su pequeña ya tuviera 21 años y que estuviera saliendo de la casa en su propio coche. ¡Vaya que el tiempo pasa rápido! Su móvil sonó en ese momento y entonces se fue a su despacho cuando vio el número de donde lo llamaban. — Hola, Freddy. — Roberto, amigo mío. ¿Cómo estás? — Bastante ocupado, la verdad. — Entiendo. Sé que la pequeña Ariadna está de cumpleaños. ¡21! Roberto tragó saliva. ¿Cómo lo sabe? — Así es. — Me saludas a Ari. Dile que su tío Freddy le manda muchos abrazos. Quizá pronto le envíe un regalo. — ¿Qué quieres? — ¡Vaya, que hostilidad! Bien, iré al punto. ¿Qué ha pasado con el dinero que me debes? — Lo sigo reuniendo.

Te dije que lo tendrías. — Claro. Lo sé, pero, de eso ya ha pasado casi un año. — Tendrás hasta el último centavo. — No entiendo cómo es que tienes para hacer una gran fiesta y regalarle a tu hija una camioneta del año y no tienes para pagarme a mí. A mí que te he tenido tanta paciencia. ¿Pero, qué carajo con este hombre? ¿De dónde saca toda esa información? — ¡Carajo, Freddy! Tendrás tu dinero. Roberto cortó la llamada y lanzó el móvil contra uno de los muebles de su despacho. Ya estaba harto de todas esas persecuciones perennes que le tenía Freddy. Estaba dispuesto a pagarle todo el dinero que le debía de una vez por todas para salir de eso, o quizá podría borrarlo del mapa, pero, ese no era su estilo. No sería fácil juntar toda esa cantidad de dinero y mucho menos en efectivo, pero, tenía que saldar esa cuenta que tenía antes de que el hombre se volviera loco, si había algo en lo que tenía razón era en eso de que le había tenido mucha paciencia. Era el precio que debía pagar por meterse en negocios turbios, pero, sus ganas de tener más dinero lo llevaron a eso. Por ahora solo quería seguir disfrutando del día más importante para su hija, pero, sus pensamientos ahora estarían en otro lado.

.

Declaración Obligatoria: Como sabe, hacemos todo lo posible para compartir un archivo de decenas de miles de libros con usted de forma gratuita. Sin embargo, debido a los recientes aumentos de precios, tenemos dificultades para pagar a nuestros proveedores de servicios y editores. Creemos sinceramente que el mundo será más habitable gracias a quienes leen libros y queremos que este servicio gratuito continúe. Si piensas como nosotros, haz una pequeña donación a la familia "BOOKPDF.ORG". Gracias por adelantado.
Qries

Descargar PDF

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

bookpdf.org | Cuál es mi IP Pública | Free Books PDF | PDF Kitap İndir | Telecharger Livre Gratuit PDF | PDF Kostenlose eBooks | Baixar Livros Grátis em PDF |