debeleer.com >>> chapter1.us
La dirección de nuestro sitio web ha cambiado. A pesar de los problemas que estamos viviendo, estamos aquí para ti. Puedes ser un socio en nuestra lucha apoyándonos.
Donar Ahora | Paypal


Como Puedo Descargar Libros Gratis Pdf?


Conquistando a la Perla – Sophie Kiss

Sabrina es una mujer como ninguna otra, vive de lo que ama, y ama lo que le permite tener una vida relajada, llena de varios logros que la catalogan como una mujer exitosa dentro de su área. Sabrina es periodista, pero antes que nada es escritora. Trabaja en el periódico El Temple, cuyo editor en jefe es uno de sus mejores amigos de la universidad, el señor Martin, quien es apenas un poco mayor que ella pero que se ve casi como un anciano cuando ella realmente luce muy joven para tener 40 años. Sabrina tiene 40 años, pero cualquiera que la vea podría pensar que ella es apenas una mujer de 30 o quizás menos. Esta mañana, ella está viéndose frente al espejo y no piensa en eso, no piensa en que sus senos se ven bastante firmes para una mujer de su edad, de hecho, mientras se ve y recoge el cabello con ambas manos, solo piensa en su rostro de una manera distinta a como tal vez lo haría casi cualquier otra mujer. Sabrina se mira en el espejo que está en la sala de su casa, ubicado justo al lado de la puerta. Ha sido colocado allí de manera estratégica para ella poder echarse un vistazo a sí misma antes de salir, pero no por razones de estética o por qué le preocupe demasiado cómo luce antes de salir, sino porque verse en ese espejo antes de abandonar la casa, la invita a pensar y recordar cualquier cosa que necesite llevar, y haya olvidado. Verse en ese espejo antes de salir es una ritual que Sabrina cumple desde hace más de 10 años, desde épocas en las que tuvo varios novios, entre ellos Kenneth, su más reciente ex y del que hoy en día no desea saber nada, porque los problemas con él podrían haberle hecho perder su trabajo, y hoy en día, por cosas que escapan tanto de sus manos con de las manos de su propio amigo Martin, ella podría perder su actual trabajo si algo pasara, si se involucrara en algún escándalo, porque los principales inversores, los que financia el periódico, son personas muy conservadoras que no desean ningún tipo de escándalo entre los reporteros que trabajan para ese periódico. Hoy, mientras ella se ve en el espejo, no piensa en nada de eso, sino que piensa en que debe ir al trabajo y no debería olvidar su cámara fotográfica, así como tampoco su grabadora de audios. —Te espero cuanto antes puedas llegar a la oficina, porque hay una encomienda especial para ti. —Le decía Martin a través de un mensaje de texto que la invitaba a apresurarse un poco para ir hasta lo oficina donde por lo visto algo especial esperaba por ella. Sabrina leyó el mensaje de texto y decidió no responder sino actuar, por lo que tomó sus llaves, su bolso, y un par de lentes de sol que colocó sobre su cabeza antes de cruzar la puerta de la sala y abandonar la casa para abordar su escarabajo, un auto sincrónico que heredó de su difunto padre. Una vez dentro del rosado auto, que ella misma había pintado con ayuda de un amigo que trabaja en un concesionario de autos, encendió el radio reproductor y colocó música instrumental, su favorita para conducir. Sabrina siempre ha sido una mujer muy decidida y al mismo tiempo independiente con caprichos muy poco comunes y que por lo general siempre logra cumplir, como ese detalle de pintar ella misma su auto. Mientras conduce rumbo a la oficina, la brisa mueve sus rubios cabellos y le da un aire de mujer independiente, pareciendo una postal de una revista feminista. La sola escena de ella conduciendo un auto rosado, con lentes oscuros a una velocidad que solo ella decide cuál es, hacen de Sabrina una mujer digna de imitar por otras mujeres o por lo menos de fotografiar. Al entrar al edificio de apenas dos pisos, Sabrina es una mujer que capta la mirada de todos, y no precisamente por sr la típica mujer coqueta que se viste para eso. Sabrina es más una mujer de belleza natural y espontánea. Ella baja de su auto, camina despacio si nada le urge, pero siempre con pasos firmes, como quien sabe muy bien a dónde va y a qué se enfrentará. En esta oportunidad, Sabrina lleva unos jeans bastante desgastados, no de esos que tienen huecos en las rodillas, pero sí de los que alguna vez fueron azules muy tupidos y ya muestran un color más parecido al blanco con algunos destellos de celeste, en lo que sin duda es una prenda ya desteñida por el tiempo y por las veces que ha ido a la lavadora. Ya dentro, cruza el lobby, se quita sus gafas oscuras, y suelta su cabello, que estaba recogido con una cola alta. Ahora ya con el cabello derramado sobre los hombros y sin los lentes que cubrían su mirada, se ve todavía más genuina de lo que ya proyectaba su estampa antes de entrar. Luego de cruzar la recepción, Sabrina llega hasta donde está su oficina, que es apenas un escritorio rodeado por 4 láminas de fibra de vidrio que delimitan su espacio pero no necesariamente le dan la privacidad que ella siempre ha pensado que merece. —Algún día mi oficina dejará de ser cuatro paredes transparentes que supuestamente indican cuál es mi espacio pero que en realidad, en vez de protegerme, me expone. Esto no es una oficina, esto es una vitrina.


—Dijo Sabrina en voz alta para que Martin, quien estaba en la oficina contigua, escuchara. —¡Mira, niña! ¿Serías tan amable de dejar de quejarte y venir a mi despacho inmediatamente? .—Exclamó Martín desde la oficina de al lado que sí tenía paredes de yeso y donde la puerta totalmente abierta dejaba ver un escritorio revuelto de papeles, lleno de cosas hasta más no poder, y frente a él un hombre gordo, calvo, un tanto mayor, que fumaba un tabaco mientras leía algo al mismo tiempo que hacía magia para evitar que sus lentes resbalaran por su rostro y cayeran al piso, en lo que debería ser tal vez el rostro más asimétrico con todas las facciones de un gigante y una nariz contrastante del tamaño que la tendría un bebé de apenas meses. Sabrina solo sonrió luego de lograr su cometido, esa era su manera de saludar a su amigo y jefe, quejándose para hacerse notar, y luego de captar su atención, dirigirse hasta su oficina a gastarle alguna broma para después finalmente hablar de trabajo entre algunas cosas personales también. —¿Qué dice mi calvo favorito? —Pregunta Sabrina desde la puerta, asomando solo parte de su cuerpo, específicamente la parte superior, como quien oculta la otra mitad del cuerpo por algún motivo de picardía. —Nada, aquí esperando que me digas cuándo vas a ganar un premio que haga que este periódico se convierta en algo que acapara las miradas internacionales y yo comience a ganar millones de dólares. —Bueno, querido. Tú sabes que eso no pasa porque no me dejas escribir sobre lo que yo quiero y sé que es importante, sino que siempre te inventas unos reportajes muy raros y a veces hasta tontos, pero que yo igual cubro porque te tengo mucho aprecio y eres mi mejor amigo. —Y el único que realmente te da la oportunidad de escribir sobre lo que siempre has querido, aunque te cueste admitirlo o te empeñes en decir cosas contrarias a la verdad. Para ser una periodista, eso está muy mal de tu parte. Deberías ser más profesional y apuntar más a la verdad. Sabrina terminó de entrar a la oficina, se sentó en la silla frente al escritorio de Martin y mientras ambos sonreían, ella se puso lo más cómoda que pudo hasta colocar sus pies sobre el escritorio mientras Martin la veía con ganas de llamarle la atención al mismo tiempo que contenía la risa. —Vamos Sabrina, Tú sabes que jamás tendrás un jefe como yo. Tú lo sabes y yo lo sé. ¿Es tan difícil decirlo? Sabrina creó un silencio de más de tres segundos para luego estallar en una carcajada. —Claro que sí, algún día lo diré. Pero por lo pronto, cuéntame. ¿De qué se trata esta extraña y nueva misión especial? ¿Voy al espacio exterior? ¿Entrevistaré a una tribu caníbal en Suramérica? ¿Entraré a lo más profundo de un volcán en Australia? —No, nada de eso. Aunque sí guarda mucha relación con temas polémicos y la naturaleza, que de por sí ya bastante que lo es en estos tiempos. —Respondió Martín mientras colocaba sobre el escritorio los papeles que tenía en las manos, los mismos que leía antes de que Sabrina llegara, para luego abrir una gaveta y extraer otros documentos que dejó caer sobre la tabla de escritorio, justo al lado de los pies de Sabrina. —Allí lo tienes, allí está todo. Sabrina bajó los pies del escritorio, tomó los papeles con sus manos mientras Martin la observaba como estudiándola, como tratando de traducir sus gestos mientras ella leía de qué se trataba este nuevo trabajo. Sabrina leía con calma, muy concentrada, con el ceño fruncido. Martin por su parte solo la miraba, esperando alguna reacción, al mismo tiempo que parecía ocultar una ligera sonrisa. —¿En serio voy a cubrir la noticia de dos tipos muy millonarios peleando por un bosque? —Bueno, mírale el lado positivo.

Lo más importante es que no vas a gastar un centavo, te hospedarás en un hotel de mala muerte pero por lo que no tendrás que pagar nada. También tendrás tres comidas diarias gratis en el mismo hotel, y además no gastarás tampoco un solo centavo en pasajes. ¿No te parece maravilloso? La respuesta de Martin le hizo cambiar totalmente el rostro a Sabrina, por lo que Martin debió apresurarse a agregar algo en su comentario:

.

Declaración Obligatoria: Como sabe, hacemos todo lo posible para compartir un archivo de decenas de miles de libros con usted de forma gratuita. Sin embargo, debido a los recientes aumentos de precios, tenemos dificultades para pagar a nuestros proveedores de servicios y editores. Creemos sinceramente que el mundo será más habitable gracias a quienes leen libros y queremos que este servicio gratuito continúe. Si piensas como nosotros, haz una pequeña donación a la familia "BOOKPDF.ORG". Gracias por adelantado.
Qries

Descargar PDF

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

bookpdf.org | Cuál es mi IP Pública | Free Books PDF | PDF Kitap İndir | Telecharger Livre Gratuit PDF | PDF Kostenlose eBooks | Baixar Livros Grátis em PDF |