debeleer.com >>> chapter1.us
La dirección de nuestro sitio web ha cambiado. A pesar de los problemas que estamos viviendo, estamos aquí para ti. Puedes ser un socio en nuestra lucha apoyándonos.
Donar Ahora | Paypal


Como Puedo Descargar Libros Gratis Pdf?


Botones y culpa – Penelope Sky

ADELINA GUARDÓ silencio durante el trayecto a casa. No puso peros a la hora de marcharnos, ni pareció que escapar se le pasara por la cabeza. Mantuvo la vista baja al atravesar el aeropuerto, no habló durante el vuelo de vuelta y volvió a Italia sin una sola queja. ¿Cómo lograba controlarse así? Si yo hubiera podido ver a Vanessa una última vez, no habría permitido que se fuera. La habría atado para que no pudiera marcharse. Quienquiera que irrumpiese por la puerta con intención de recuperarla tendría que pasar por encima de mí… y de un millón de balas. Cuando llegamos a mi finca campestre nos fuimos inmediatamente a dormir en mi enorme cama. Las doncellas acababan de limpiar el cuarto, por lo que las sábanas estaban suaves y frescas contra mi piel. Yacimos el uno junto al otro, pero no hubo sexo. Yo sabía que ella no lo deseaba. Estaba agotada y se durmió en seguida. Yo también estaba cansado, pero no podía parar de pensar. Contemplaba el techo y recordaba el abrazo de despedida que le habían dado sus padres. Ambos lloraban, hasta su padre. La abrazaron tan fuertemente que Adelina tuvo que apartarles las manos. Resultó demasiado doloroso de contemplar. Pasaron horas antes de que me durmiera por fin, mi cerebro apagándose porque ya no quería pensar más. Mi cuerpo encontró el suyo y mis brazos se envolvieron alrededor de su pequeño torso, abrazándola como a un animal de peluche. Al momento siguiente, ya era de día. Al abrir los ojos descubrí a Adelina enroscada a mi cuerpo. Su rostro descansaba sobre el hueco de mi hombro y parte de su cabello castaño estaba desparramado por mi pecho. Me rodeaba la cintura con el brazo, su manita subiendo y bajando sobre mi estómago cada vez que respiraba. Una esbelta pierna estaba encajada entre mis rodillas. Se aferraba a mí como si fuera su salvador, no el demonio malvado que realmente era. Ella no veía el mundo en blanco y negro.


Sus experiencias traumáticas le habían enseñado que la vida era mucho más complicada que eso. A lo mejor yo era malo, pero no era el tipo de maldad del que ella tuviera que tener miedo. La miré con párpados cargados, despertándome para escuchar el sonido de su suave respiración. A veces cambiaba de posición, movía el brazo a un sitio diferente sobre mis abdominales. Tenía los labios ligeramente entreabiertos y yo sentía su aliento cálido sobre la piel. La miré mientras el sol se elevaba en el cielo e inundaba el dormitorio con la luz de la mañana. Ella solía despertarse al despuntar el día, y su cansancio me indicó que estaba destrozada de nuestro largo vuelo. Como tenía trabajo que hacer, no podía continuar esperando para siempre. Me levanté, me di una ducha rápida y me marché a la base. Crow y yo habíamos mantenido una breve conversación telefónica justoantes de prepararnos para coger nuestro vuelo, así que no quedaba mucho que decir. Aunque él estaba definitivamente cabreado. Llegué a la base, me ocupé de algunos asuntos y luego me encontré a Crow en el edificio de montaje. Las armas terminadas se apilaban en estanterías, y había otras sobre mesas en el centro de la sala. Las estructuras estaban terminadas, pero había que terminar partes concretas del trabajo de fabricación. Crow estaba en uno de los pasillos con las manos en los bolsillos. Estaba mirando fijamente la pared vacía que tenía delante. Permanecía completamente inmóvil, como una de las estatuas de Roma. Su pecho no subía ni bajaba por ninguna respiración. Su expresión no parecía diferente, porque siempre tenía el mismo gesto de consternación. Pero yo sabía que ya no era el mismo hombre. Recorrí el pasillo y me detuve al llegar a tres metros de él. Llevaba un traje negro porque claramente tenía la intención de dirigirse a las bodegas cuando hubiera terminado en el almacén. Le di la oportunidad de hablar primero, sólo para ver hasta qué punto estaba de mal humor. Pero no habló. Ni siquiera me miró.

Aquel iba a ser un mal día. ―Qué pared tan fascinante, ¿eh? ―Intenté mejorar el ambiente haciéndome el listo. Normalmente provocaba algún tipo de reacción en Crow. Observé una de las armas que había sobre la mesa, sopesándola entre las manos. Pasé el pulgar por el pulido tambor antes de devolverla a la mesa. Crow volvió ligeramente la cabeza y me miró, pero su reacción fue exactamente la misma. No me ladró ningún insulto ofensivo, mi me animó a tirarme por un precipicio. Ahora estaba preocupado de verdad. ―¿Qué es lo que ha hecho Pearl? Él volvió a fijar la mirada en la pared. Yo intenté tener paciencia y esperar a que Crow hablara cuando finalmente encontrara las palabras. Mi hermano era del tipo fuerte y callado, pero normalmente tenía alguna opinión. Debía de tener demasiados pensamientos en la cabeza como para conseguir ordenarlos. O la mandíbula tan tensa que no lograba desbloquearla para hablar. Por fin, habló. ―Me ha traicionado

.

Declaración Obligatoria: Como sabe, hacemos todo lo posible para compartir un archivo de decenas de miles de libros con usted de forma gratuita. Sin embargo, debido a los recientes aumentos de precios, tenemos dificultades para pagar a nuestros proveedores de servicios y editores. Creemos sinceramente que el mundo será más habitable gracias a quienes leen libros y queremos que este servicio gratuito continúe. Si piensas como nosotros, haz una pequeña donación a la familia "BOOKPDF.ORG". Gracias por adelantado.
Qries

Descargar PDF

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

bookpdf.org | Cuál es mi IP Pública | Free Books PDF | PDF Kitap İndir | Telecharger Livre Gratuit PDF | PDF Kostenlose eBooks | Baixar Livros Grátis em PDF |