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Antologia De Novelas Policiacas 1 – Jack Rosewood

En los anales de la historia criminal, la mayoría de los casos son abiertos y cerrados. Se produce un crimen, la policía investiga, se realiza un arresto y el acusado es declarado inocente o condenado por dicho crimen. Algunos casos criminales dan lugar a interesantes programas especiales en el horario estelar o documentales de televisión por cable, pero pocos evocan misterios que perduren por un tiempo prolongado. Sin embargo, algunos crímenes resultan tan enigmáticos y desconcertantes que el misterio que los rodea cobra vida propia. Son precisamente estos crímenes misteriosos los que, a menudo, tienen el mayor impacto en todos los involucrados. Generalmente, el crimen tiene profundas repercusiones en las víctimas, de manera específica, y en la sociedad en general. Los asesinatos, en particular, dejan tras de sí heridas psicológicas abiertas que, con frecuencia, solo comienzan a sanar cuando el perpetrador es capturado y condenado por sus crímenes. Pero ¿qué sucede cuando el asesino jamás es identificado? O, peor aún, ¿qué ocurre cuando la víctima nunca es hallada, como si la persona se hubiese esfumado en el aire? Estos son los tipos de crímenes que desgarran el tejido social de una comunidad, más que cualquier otro: crímenes en los que jamás se identifica a un sospechoso, nunca se halla un cadáver o jamás se determina un motivo para el crimen. El mundo está lleno de muchos enigmas, y entre las páginas de este libro se le presentarán doce de los misterios más sorprendentes e intrigantes de la historia criminal moderna. Algunos de estos casos involucran múltiples crímenes, en los que las coincidencias parecen vincular los que, de otra manera, serían casos no relacionados. Las investigaciones de estos casos revelan que, aunque los acontecimientos puedan ser aterradores, algunas veces son, de hecho, coincidencias; mientras que, en otros casos, aún no se sabe nada. También se analiza una serie de desapariciones de gran repercusión mediática en las páginas siguientes. Si bien una niebla misteriosa de incertidumbre aún pesa sobre uno de estos casos, la excelente labor policial y la ciencia moderna ayudaron a localizar a otras personas desaparecidas. Por último, en este libro electrónico se toma en consideración una serie de casos de asesinatos sin resolver que fueron casi olvidados y se «enfriaron», solo para calentarse y ser resueltos años, incluso décadas, más tarde, por medio de los avances en la ciencia y los nuevos testimonios de testigos presenciales. El mundo es un lugar verdaderamente increíble, lleno de muchos misterios, incluyendo al mundo criminal, como verá en este emocionante e intrigante libro electrónico. Capítulo 1: ¿Una coincidencia asesina? Los asesinatos de Mary Morris En el clásico de ciencia ficción de 1984 The Terminator, un cyborg asesino del futuro, interpretado por Arnold Schwarzenegger, cazaba mujeres llamadas Sarah Connor en Los Ángeles, con el objetivo de evitar que una mujer con ese mismo nombre diera a luz a un hombre que mataría a los amos de los cyborgs en el futuro. La trama era completamente extravagante y no estaba concebida para retratar o emular ningún evento o situación real, pero un par de asesinatos en Houston, Texas, en el año 2000, conmocionaron a los residentes de la zona; y, para los fanáticos de la ciencia ficción, este parecía ser un caso de la realidad imitando al arte. En el lapso de menos de una semana, dos mujeres llamadas Mary Morris fueron asesinadas de maneras inquietantemente similares en Houston. Una vez que los medios locales descubrieron las conexiones entre los nombres de las dos mujeres, entonces se establecieron rápidamente otras conexiones: las dos mujeres guardaban un gran parecido, la forma de sus asesinatos era similar y sus cuerpos fueron descubiertos en lugares similares. Con tantas semejanzas, la mayoría de las personas estaban convencidas de que los asesinatos estaban relacionados de alguna manera. ¿Estaba un asesino en serie utilizando Terminator como inspiración para sus fantasías homicidas enfermizas? Los residentes de Houston estuvieron nerviosos durante los últimos meses del año 2000. ¡Cualquiera podía ser el asesino, y cualquier mujer llamada Mary Morris podía ser la próxima víctima! Mary Henderson Morris Mary Henderson Morris era una esposa y madre de cuarenta y ocho años que trabajaba duro como prestamista en el Chase Bank, en Houston. Ella y su esposo habían construido una buena vida para sí mismos, y vivían en el vecindario razonablemente acomodado de Houston de Spring Valley. Eran personas trabajadoras y exitosas, muy queridas por los vecinos, amigos y familiares. Según todos los indicios, la pareja tenía una buena relación y ninguno de ellos estaba involucrado en drogas o actividades delictivas, lo que hace que esta parte del caso sea la más desconcertante.


La mañana del 12 de octubre del año 2000 comenzó como cualquier otra en el hogar de los Morris. Mary se despertó primero, se preparó para el trabajo y salió de la casa alrededor de las seis de la mañana. Pero Mary nunca llegó al trabajo. El esposo de Mary desde hacía cinco años, Jay, normalmente hablaba por teléfono con ella varias veces al día, por lo que comenzó a preocuparse cuando llegó la tarde y aún no tenía noticias de su esposa. La hija de Mary de un matrimonio anterior, Marilyn Blaylock, y Jay presentaron una denuncia de persona desaparecida esa misma noche, más o menos al mismo tiempo que se descubrió un automóvil quemado en un terreno baldío. Se hizo una llamada a la Oficina del Alguacil del Condado de Harris cerca de las 10 de la mañana de esa mañana, sobre lo que se creía era una quema de desechos o follaje. Más tarde, ese mismo día, la policía llegó a la zona boscosa para descubrir que no se estaban quemando ningunos desperdicios u hojas, pero sí un automóvil. Después de apagar el incendio, el departamento del alguacil determinó que adentro estaba un cuerpo femenino carbonizado. Era el cadáver de Mary Henderson Morris. El incendio hizo imposible que los forenses determinaran la causa de la muerte, aunque rápidamente se estableció que fue un homicidio. Una inspección reveló que faltaban el bolso y el anillo de bodas de Morris, lo cual apuntaba a un robo, pero aún quedaban demasiadas interrogantes. Si se trataba de un robo, ¿por qué no se llevaron su automóvil? ¿Por qué un ladrón, o ladrones, llegaría tan lejos para encubrir parte de su crimen? El crimen no fue un secuestro de vehículo, obviamente, porque el automóvil fue incinerado. Incluso si se trataba de un intento de secuestro de vehículo que salió mal, no habría razón para llevar el auto y a su dueña a un lugar remoto, asesinarla y luego quemar el auto. ¿Y por qué el auto fue abandonado y quemado en un terreno baldío? Mientras más investigadores examinaban el caso, menos sentido tenía. Tampoco hubo testigos de su secuestro o asesinato. Debido a las circunstancias, las autoridades determinaron rápidamente que este no era un caso de asesinato ordinario, pero poco sabían ellos cuán extraordinario se volvería el caso. Solo cuatro días después, luego de que la familia Morris diera sepulcro a Mary, el 16 de octubre, Blaylock hizo el doloroso, pero aparentemente sencillo, viaje a la oficina del médico forense para recuperar algunos de los efectos personales de su madre. En cambio, ella entró en un episodio de La Dimensión Desconocida. «Me dijeron que todavía tenían el cuerpo de Mary Morris», recordó Blaylock. «Me estaba volviendo loca. Yo pensaba que acabábamos de tener el funeral. Vi los restos y estaba mirando algo que ni siquiera era mi madre». Resulta que la mujer que Marilyn Blaylock vio en la mesa del forense no era su madre, pero era, de hecho, otra mujer llamada Mary Morris (¡Mary McGinnis Morris!). Mary McGinnis Morris En muchos aspectos, además del nombre, Mary McGinnis Morris compartió una serie de similitudes con Mary Henderson Morris, lo que hace que este caso sea aún más inquietante. Aunque Mary McGinnis, de treinta y nueve años, era un poco más joven que Mary Henderson, ambas mujeres eran morenas atractivas y sociables.

Mary McGinnis también era una mujer profesional que compartía una bonita casa suburbana con su esposo. El 16 de octubre del año 2000, la Oficina del Alguacil del Condado de Harris encontró que el cuerpo de Mary McGinnis Morris severamente golpeado, con un solo disparo en la cabeza, en un lugar a unas veinticinco millas de donde hallaron a Mary Henderson Morris unos días antes. También encontraron a Mary McGinnis asesinada en su automóvil, en un terreno baldío en el condado de Harris. Aunque los terrenos baldíos estaban ubicados en extremos diferentes del condado, ambos lugares guardaban una extraña familiaridad. En la vida y en la muerte, las dos mujeres compartieron algunas similitudes extrañas, lo que planteó la pregunta obvia: ¿quién querría asesinar a las dos Marys? Sospechosos y teorías Aunque las autoridades estaban confundidas, tratando de encontrar sospechosos y razones para el asesinato de Mary Henderson Morris, rápidamente se concentraron en dos sospechosos potenciales para el caso de Mary McGinnis. Para el momento de su muerte, Mary McGinnis trabajaba como enfermera especializada y directora médica en la Union Carbide, en Houston. Sus supervisores señalaron que ella era una buena empleada, que se llevaba bien con todos sus compañeros de trabajo y que, de la misma manera, casi todos sus compañeros de trabajo apreciaban a Mary, con la excepción de uno: Duane Young. Duane Young era un enfermero que trabajaba junto a Mary y, a medida que pasaba el tiempo trabajando juntos, aparentemente se obsesionó con ella. La obsesión de Young con Mary comenzó bastante inocentemente; él merodeaba alrededor de su escritorio en el trabajo y entablaba una conversación con ella cada vez que podía. Al principio, a Mary McGinnis le pareció que su comportamiento era más un caso de «amor de adolescente» que el de un maníaco obsesionado; pero, finalmente, Young se quitó la fachada de «cachorro perdido» para revelar el acosador que era. Cuando las miradas y comentarios amenazantes de Young hacia Mary alcanzaron un escalofriante crescendo, ella encontró las palabras «muerte a ella» garabateadas en el calendario de su escritorio. Después de numerosas quejas a sus jefes sobre el comportamiento inapropiado y al límite de la legalidad de Young, lo cual fue corroborado por sus compañeros de trabajo, el enfermero acosador fue despedido el 13 de octubre, tan solo dos días antes de que Mary desapareciera. La nota garabateada en el escritorio de Mary demostró ser la gota que colmó el vaso. Semanas antes de su desaparición y muerte, Mary McGinnis compró un revólver que mantuvo escondido en su automóvil. Poseer un arma en los Estados Unidos, especialmente en el estado de Texas, no es gran cosa, y algunos incluso consideran que no es solo un derecho, sino una obligación. Sin embargo, Mary McGinnis nunca fue una cazadora o aficionada a las armas; así que, cuando comenzó a llevar una pistola, sus familiares y amigos más cercanos supieron que estaba aterrada de algo o alguien. Aunque Mary era una persona un tanto reservada, aparentemente sentía que las amenazas de Young, o tal vez de alguien más, eran lo suficientemente serias como para necesitar estar armada; porque, de hecho, le contó a un par de sus amigos más cercanos acerca de la pistola. Mary no era ninguna experta en armas de fuego, por lo que su esposo le dio el arma y le enseñó cómo usarla. Además, el día que Young fue despedido, los empleadores de Mary le dijeron que se quedara en casa para aplacar la situación, lo cual se convirtió en una escena, de todos modos, ya que Young exigió ver a Mary y ella tuvo que ser escoltada fuera de las instalaciones. El 15 de octubre fue el último día que Mary fue vista con vida. Según todos los indicios, fue un domingo como cualquier otro para Mary McGinnis: hizo una serie de mandados y visitó a una amiga llamada Laurie Gemmell. Según Gemmell, McGinnis la llamó desde una tienda, durante la tarde, para decirle: «Hay alguien aquí que me está poniendo la piel de gallina». Poco tiempo después de esa llamada, McGinnis llamó entonces al 911. La transcripción de la llamada al 911 nunca se dio a conocer al público, pero un detective que trabajó en el caso y escuchó la cinta dijo que «tenía la sangre helada al escucharla». Después de la llamada al 911, el rastro de Mary McGinnis se enfrió.

Cuando Mary no regresó a casa esa noche, Mike, su esposo desde hacía diecisiete años, llenó una denuncia de persona desaparecida. En un giro desafortunado que unió el caso de Mary McGinnis con el de Mary Henderson, el cuerpo de McGinnis fue hallado muerto a tiros en un terreno baldío a las afueras de Houston. A pesar de las similitudes, al saber que ambas mujeres fueron encontradas asesinadas en sus autos, el método de asesinato fue claro en el caso de McGinnis: había muerto de un solo disparo en la cabeza, con su propia arma. A primera vista parecía un suicidio, pero, cuando los investigadores de homicidios examinaron la escena con más detenimiento, descubrieron que el cuadro parecía preparado y que, en cambio, era un pobre intento de despistarlos. Mary había sido golpeada y amordazada, y las llaves de su auto quedaron afuera del vehículo. Los investigadores rápidamente conocieron la existencia de Duane Young, quien luego se posicionó en la cima de su lista de sospechosos. No obstante, cuando los detectives de homicidios examinaron los antecedentes de Young, Mike Morris pronto se unió a Young como una persona de interés. Morris les proporcionó a los investigadores algunas muestras de su ADN y les dio entrevistas iniciales, pero se rehusó a tomar una prueba de polígrafo, contrató a un abogado y se negó a cooperar con los investigadores a medida que el caso se prolongaba. Morris también se opuso a permitir que su hija de dieciséis años fuera entrevistada por la policía. Dado que en los Estados Unidos es el derecho constitucional de una persona no hablar con la policía, Morris no hizo nada legalmente incorrecto en ese sentido, aunque sus acciones lo situaron, aún más, bajo el radar de la policía. Mientras más se concentraban los investigadores en Morris, más descubrían que había «problemas en el paraíso» en el hogar Morris. A pesar de que nunca se demostró, surgieron acusaciones de infidelidad por parte de ambos, Mike y Mary. La infidelidad siempre se considera un móvil en el asesinato conyugal. Ya sea que se trate de un asesinato para deshacerse de un cónyuge, con la intención estar con un amante, o cometido por rabia hacia un cónyuge infiel, la infidelidad siempre debe ser considerada como un móvil por la policía. El motivo de la infidelidad parecía no conducir a ningún lado, pero no pasó mucho tiempo antes de que salieran a la luz más inconsistencias desconcertantes. Se descubrió que Mike había contratado una póliza de seguro de vida de $500.000 para Mary, la cual, por sí sola, no es suficiente para sentenciar o, incluso, arrestar a alguien por asesinato; pero la codicia ha sido una de las motivaciones más comunes para asesinar, a lo largo de la historia. Luego, se hallaba la misteriosa llamada telefónica.

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