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Amor en la Red. Caminos Cruzados – Mercedes Franco

Cuando lo tuve entre mis manos, no lo podía creer; allí estaba todo el trabajo y sacrificio concentrado en esas páginas, lo acaricié y sentí su delicioso olor a papel nuevo. Su formato era mediano, las páginas de un color níveo y el característico aroma a tinta; su portada era de color naranja y jugaba con la idea del crepúsculo, había un pequeño personaje, un autobús y ella, mi Sol, esa luz que ya no brillaría para mí; de sólo pensarlo, mis ojos se humedecieron, pero sabía que era mi culpa, ella tenía razón, no podía confiar en alguien como yo, no había ninguna excusa. Pensaba que ese sería mi mayor logro, era como un hijo entre mis brazos y lo abracé con calidez. —Bueno Truman, ahora soy uno de ustedes —le dije en voz alta. Allí tenía al lado mi libro de “A sangre fría”, con una mano acaricié a Truman y con la otra a mi pequeña obra. Vaya, Truman nos acercó y yo la alejé, me sentí como un completo tonto, ella era la mujer de mi vida y la perdí por esto, francamente tenía que valer la pena si lo perdía todo por este libro, por mis tontas ambiciones y mis deseos de grandeza. Respiré profundo y traté de pensar en otra cosa, pero era imposible, todo me la recordaba ¿cómo olvidas a una mujer como esa? —¿Y bien? —me preguntó Penélope—. Cómo te lo prometí, allí está. —Me prometiste ser famoso. —Paciencia, eso ya viene, aquí está el producto. Eso es lo importante, ahora haremos mejor el marketing, ya verás. —Una pregunta. —Dime cariño. —¿Por qué me hiciste invitar a Daniela a esa fiesta? —Es tu novia ¿no? Había que invitarla, es lo lógico. —Hablemos con la verdad, no soy estúpido, ¿lo hiciste porque sabías que se daría cuenta? —Jajajaja. Sabes, tu vida personal no me interesa, recuerda que tú solamente eres un entretenimiento para mí, los dos sacaremos buenos beneficios físicos y económicos de esto, ¿por qué crees que me importaría tu relación con esa chica? —No lo sé, tal vez no soportas que otros san felices, porque obviamente, no es porque sientas algo por mí, sé que soy un hombre insignificante para ti, pero debe haber una razón. —Como te dije una vez, los detalles de tu relación no me interesan, si tu novia es celosa y se molestó contigo, no es mi problema; me interesa cómo sacar adelante esta publicación y generar capital con ella. —Bien. Me di cuenta que nunca admitiría la verdad, así que no tenía ningún sentido seguir con esa conversación. Le di vueltas a mis pensamientos y me propuse dejar a esa mujer cuando estuviese realmente consolidado, sí en esa época era muy inocente, ahora me río de todas esas malas decisiones y lo estúpido que fui. Pasaron los meses y el libro salió a la venta, para mi sorpresa, fue un éxito; todas las chicas deliraban con la historia de Sol, todas querían ser ella, volverse esa chica fuerte y luchadora que seguía delante, la cual ese hombre amaba a pesar de sus errores. Fue mi personaje más exitoso, no era la típica chica en peligro, ni la damisela que necesitaba que la rescataran, era una mujer fuerte e independiente, y eso gustó mucho. Todo fue una vorágine, una cosa tras otra. Mi libro se convirtió en el más vendido de la editorial, así que empecé a ser el foco de atención de todos. Allí, me di cuenta cuánto las personas aman el éxito, si no eres nadie, pareces invisible, pero en cuanto empiezas a tener logros, todos te buscan y todos te quieren.


Definidamente el poder es embriagador y todos desean tomar de ese vino, incluyéndome. Me miré al espejo y vi a un extraño, era otro hombre, elegante, vestido con un cárdigan azul marino, una camiseta y un pantalón casual, todo debía estar meticulosamente preparado, combinado, era un producto más refinado, y lograba captar la atención de forma significativa. Lo peor es que ella tenía razón, nadie quería conocer al verdadero Samuel, todas desean saber de Sam Dunn, el sexy escritor, joven y exitoso que había logrado el éxito con sus historias románticas. Estaba allí sentado, en ese ambiente extraño esperando para la entrevista, de repente, los recuerdos de mi madre me invadían, tenía muchos días sin verla, se había vuelto más taciturna que de costumbre; el día que la llevé a su nueva casa, ni siquiera se inmutó. Mientras mi hermano Elías brincaba literalmente de la felicidad, ella solamente hizo una mirada de reconocimiento y se sentó impasible en el hermoso sofá nuevo que le había comprado. Por lo menos, ni se tomó la molestia de ir a mi graduación, estaba en ese lugar aislado, con un extraordinario libro éxito de ventas, pero completamente solo, ni siquiera mi hermano asistió, era un hombre sin familia ni afectos. Para los demás, era un triunfador, pero desde mi punto de vista, lo había perdido todo, no era más que un fracasado; había alejado a mi novia, mi madre vivía en un universo alterno, mi hermano comenzaba a mostrarse irascible, no le hablaba a mi padre y, de paso, no tenía siquiera dignidad, me convertí en una marioneta de personas cuyos escrúpulos brillaban por su ausencia. —Hola Samuel, bienvenido a nuestro programa “Entre tú y yo”. —Gracias por invitarme Elena. —Gracias a ti por aceptar nuestra invitación. Es un honor tener con nosotros a Samuel Dunn. —Jajajaja. No para nada. el honor es mío. —Bien Samuel, cuéntanos, ¿cómo ha sido ese paso del anonimato al éxito?, tu novela ha roto récords de ventas ¿qué se siente lograr todo ese triunfo en poco tiempo? —Se siente bien, este libro es producto de un gran esfuerzo, me refiero a las horas escribiéndolo, pero debo atribuir esto a muchas más personas, nadie trabaja solo, esto es un esfuerzo en conjunto. —Bien, eso es cierto, el mundo editorial es complicado, pero, ¿cómo se siente ser tan exitoso? —Es agradable, muy agradable en realidad; sobre todo, al ver el producto de esa idea que una vez estuvo en tu mente. —Tu protagonista se ha vuelto famosa, la famosa Sol, ¿qué nos dices a eso? —Sol es la mujer perfecta, es decir, imperfectamente perfecta, traté de hacerla lo más real posible porque me gusta crear personajes de la vida cotidiana, con los cuales la gente se pueda identificar. —¿Y esta historia es algo real o es ficticia? —Es ficticia —le dije luego de pensarlo un momento, no podía exponer mi vida personal allí. —Oh bien, y creo que dijiste que la habías escrito en un autobús, ¿cómo es eso? —Así es, viajaba en ese autobús por cuestiones de la vida, iba de una ciudad a otra y entonces, se me ocurrió esa historia, recuerdo escribirla en mi viaje de regreso a casa, esa fue una época dura de mi vida, en la que tenía serios problemas personales y económicos, y esta novela era mi escape a todo eso. En el viaje de regreso garabateaba sobre mi cuaderno y luego, en el trascurso de la semana, corregía y pulía el escrito. Así fue todo el proceso. —Tu historia me recuerda a la cenicienta, porque aunque tenías un buen material, fue realmente un gran golpe de suerte haber encontrado a un editor en ese lugar donde trabajabas, háblame de eso. —Bien Elena —dije mintiendo—, fue realmente una casualidad, pero yo no creo en eso, el universo me preparó esto con algún propósito, un buen amigo me ofreció una oportunidad laboral y, bueno, trabajando allí, conocí a un editor de Sanz y Vargas; hablando con esta persona, surgió el tema de mi libro y pareció interesarle, entonces le mostré el manuscrito y como dicen por ahí “el resto es historia”. —Bien, pero no puedes negar que tuviste mucha suerte, precisamente esa persona allí en el momento justo ¡Es increíble! Creo que hablo por todos al decir que quisiéramos tener tu suerte. —Jajajajajajaja, no, por Dios, creo que todos podemos accionar por lo que queremos.

—Bien, eso está genial y creo que todas las chicas están esperando esta pregunta, ¿tienes novia Sam? ¿Puedo decirte así? —Sí claro, puedes decirme como quieras, y no, en este momento no tengo novia Elena. —Como lo oyeron chicas, Samuel está soltero, así que vayan apuntándose en la lista. —Jajajajajaja. —Bien Samuel, ¿cuáles cualidades debe tener esa chica de tus sueños? —Mmm, me gustan las mujeres fuertes e independientes, luchadoras y seguras de sí mismas. —¿Como tu personaje? —Sí, efectivamente —le dije con nostalgia. —Y cuéntanos, aquí entre tú y yo, ¿ya tienes otro nuevo proyecto? —Sí, efectivamente, estoy haciendo una nueva historia, pero no puedo adelantarte nada. —¡Oh Sam! Jajajaja te adelantaste a mi pregunta, pero ¿no puedes decirnos nada realmente? —No, jajajaja. Pero sí te puedo afirmar que es una excelente historia. —¡Oh genial Sam! Y recuerden chicas que Sam estará trasmitiendo en vivo por YouTube con nuestra colega AlexxisTrex, así que no se lo pierdan chicas. Cuando salí de allí, pude respirar, seguí diciendo mentiras sin parar, parecía que estas salían de mi boca por generación espontánea, y lo peor es que me imaginaba a Daniela escuchándolas y odiándome más de lo que ya lo hacía. Me sentía condenado y atrapado en una vorágine, era absorbido por una especie de ciclón que no me dejaba respirar ni vivir. —Gracias por venir Sam —me dijo Elena con una sonrisa coqueta. —Gracias a ti. —Mmm quería preguntarte algo. —Dime. —¿Qué vas a hacer cuando salgas de aquí? —Voy a mi apartamento. —Suena un buen plan, pero te tengo una propuesta. —A ver, dime. —¿Te gustaría venir a mi casa? —Ah, ¿a tu casa? —Sí, eso dije jaja. —Ok está bien. —Es que voy a preparar mi plato especial y quiero compartirlo con alguien. —Plato especial eh… suena interesante y ¿qué platillo es ese? —Una pasta deliciosa, un secreto familiar. —Qué bien, me apunto porque tengo mucha hambre. —Jajajaja genial, entonces ¿nos podemos ir? —¿Trajiste tu auto? —No, lo estoy arreglando, es decir, está en el taller, entonces me voy contigo y te voy indicando el camino. —Me parece bien.

Llegamos a su apartamento y era un lugar encantador y sencillo, ella era muy cortés y agradable, me invitó a su cocina y, mientras tomaba una copa de vino, ella iba cocinando, me ofrecí a ayudarla, pero no quiso. Así que me senté allí en la mesa, a ver cómo con maestría ella iba preparando la comida. Se notaba que le fascinaba cocinar, me sonreí mientras yo trataba de buscar algún tema de conversación que no tuviese que ver con mi novela. —Y ¿desde cuándo trabajas en el canal? —Tengo como 10 años trabajando allí. —¡Guao! Es bastante tiempo. —No, no tanto considerando la experiencia que tienen algunos de mis colegas. —Y se ve que te fascina lo que haces. —Sí, me encanta —me dijo con una hermosa sonrisa de oreja a oreja. —Qué bien, es estupendo amar lo que haces. —Y cuéntame, leí tu novela y aunque sé que su estilo es comercial, me encantó, me gustaría ver qué haces con algo menos publicitario. —Yo pienso igual. —Creo que deberías intentarlo, por lo que leí de tus libros, eres genial, logras trasmitir verdaderos sentimientos con tu prosa. —Eso trato y gracias por el piropo. —Pero lo haces muy bien, me encanta tu personaje femenino, sé que todo el mundo te ha dicho lo mismo, pero es que me siento identificada con ella, es tan fuerte y poderosa, es una mujer fascinante, mmm ¿es real? —Ya te dije que no. —Pero lo dijiste delante de las cámaras, aquí entre los dos, podrías decirme si ella es verdadera, una persona real, me muero de la curiosidad. —Y ¿después lo vas a publicar? —No, por supuesto que no, es solo curiosidad femenina. —¿Me invitaste para eso? —No, por Dios, ¿por qué eres tan desconfiado? —Porque eres periodista. —Jajajajaja, bueno, haces bien, pero en este caso estás equivocado, la verdad no te invité por eso.—Y…entonces ¿por qué me invitaste? —La verdad, verdad jajaja, porque me gustas mucho —me dijo inclinándose coquetamente sobre la mesa. —¿Te gusto mucho? —Sí, me gustas mucho, eres muy cute, la verdad provoca comerte a besos. —¡Oh vaya! Eres una mujer bien directa, eso… está bien. —No, en realidad no, conozco muchas que son muy osadas, en cambio, yo tuve que inventarme este cuento de la pasta para que vinieras aquí jajajajaja. —Pero ¿sí te gusta cocinar o…? —Sí claro, me encanta, pero la verdad, lo único que quiero comer ahora es a ti —me dijo con una mirada de deseo. —Mmmm, suena como algo interesante. Entonces, la observé con detenimiento, era una chica de unos 30 años, alta y delgada, de cabello negro y liso, muy blanca, con unos hermosos ojos negros y profundos.

Su cuerpo era tan delgado que pensaba que si la abrazaba se iba a partir en dos. Sus pequeños senos se irguieron desafiantes a través de su blusa de seda de color blanco, luego sentí un hormigueo en mi cuerpo, sabía lo que venía después y, aunque ella era muy hermosa, todavía estaba pensando en Daniela. —¿Entonces? —me dijo ella. —Entonces… ven acá —le dije haciéndole una seña con el dedo índice. —Mmmm quiero besar esos deliciosos labios —me dijo sentándose en mis piernas. Primero nos besamos de forma lenta y suave, sentí la humedad de su boca, ella besaba deliciosamente, pasó su lengua lentamente sobre mis labios y luego poco a poco la fue introduciendo dentro. Yo le seguí el juego y comencé a chuparla lentamente, poco a poco las cosas se fueron caldeando, mi boca comenzó a explorar su cuello, ella estaba erizada, sus senos me miraban atentos por encima de la blusa, entonces los acaricié y ella comenzó a abrirla lentamente, dejando al descubierto su sostén ligero de color blanco. Yo besaba con fruición su pecho, mientras le iba quitando el sostén, este rodó por el piso y pude ver sus pequeños y lindos senos, mis manos se precipitaron sobre ellos y eran tan diminutos que los abarcaba completamente, ella comenzó a gemir mientras yo los acariciaba y estimulaba. Entre mis manos su cuerpo se fue transformando, antes era casi una niña dulce, ahora se convertía en una mujer inquietante y apasionada. Ella perdía el control y yo encantado de ello, nunca había despertado en una mujer un deseo como ese, tan fuerte y espontáneo. Eso me hacía sentir con el ego más grande, ver a una chica ponerse así por mí, era como una inyección de energía. Se trepó sobre mí y comenzó a besarme el cuello y mordisquearme. Tomó mi camisa y la haló rompiendo los botones. Vaya, cuánta pasión pensé, ahora cómo me voy con esta ropa rota. —¡Guaooo! Espera, espera —le dije y entonces empecé a besar sus senos y lamerlos. —Así, así —me decía con pasión, mientras tomaba mi mano y la deslizaba hacia su entrepierna. —¿Te gusta así? —Sí, así. Entonces, se montó completamente sobre mí moviéndose y excitándome, mientras lamía mi cuello y me susurraba cosas al oído que no puedo repetir. —¿Quieres más de esto? Me dijo sobando mi entrepierna. —¡Oh rayos! Sí. —Entonces ven conmigo, vamos —me dijo tomándome de la mano. —¿Y qué me vas a hacer? —Ya verás —me respondió mirándome con malicia. Me tiró con fuerza en la cama, y de pronto sacó dos pañuelos, se sentó a horcajadas sobre mí y comenzó a atarme. —¿Con amarres? —Sí, ¿no me digas que nunca te han amarrado a una cama? —No, soy virgen. —Jajajajaja, bueno, entonces solucionaremos esto ¡ya! —Me pones nervioso.

—Tranquilo, te va a gustar, además, no es un amarre de verdad jajaja, pero hagamos como si lo fuese. —Ok, entonces pensemos que es así. —Mmm, listo. —Haces buenos nudos, ¿tienes mucha experiencia haciendo esto? —Jajajajaja no, pero pescaba con mi padre y él me enseñó a hacer todo tipo nudos interesantes, y como no me gusta la pesca, pensé que podría aplicar mis conocimientos en algo más divertido. —¡Oh no! Esa anécdota es muy sexy, ni conveniente para este momento. —Jajajajaja, sí tienes razón, olvídalo, olvídalo jajajaja. Ella era graciosa, además de sensual, mientas más la observaba, sentía que me gustaba, parecía sencilla y sincera, además de muy segura de sí misma ¿a qué hombre no le gustaría eso? Empezó a quitarme el pantalón, en un momento me despojó de toda la ropa, dejándome allí desnudo y atado. —¡Oh vaya! Interesante. —¿Qué cosa? —Creo que esto promete, mmm. Entonces, ella se quitó el pantalón y me dejó ver unas sexys tangas en color negro, lo hizo suavemente como si fuese un striptease. —¡Qué sexy! —¿Te gusta? —Me preguntó mientras seguía bailando con una canción imaginaria. —Muchísimo. —Ya veo, me respondió mientras observaba mi erección. —Jajajaja, ven, ya no puedo más. —Tienes que esperar un momento más. —¡Esto es una tortura! —A ver, a ver —me dijo quitándose el panti. —Eres hermosa, muy hermosa, me fascinas. Luego ella vino, se montó sobre mí y comenzó a hacerme sexo oral, en unos minutos sentí un increíble orgasmo, era una fuerza que estaba dentro de mí y que esta mujer sabía desatar, casi tanto como Daniela, aunque no con la misma intensidad. —¡Oh rayos! Esto es increíble. —Y aún falta tanto —me dijo. No me imaginé cuando fui a esa entrevista que la pasaría tan bien, ella era una amante increíble, hicimos muchas cosas y fue una experiencia fabulosa. Pero no solamente eso, sino que era simpática y amable. Luego de toda esa sesión, al fin pudimos comer la fabulosa pasta, en realidad sabía cocinar y era una persona profunda y agradable. Después de terminar nos quedamos en su cama abrazados, ella volvió a ser tierna como antes. Sentía una especie de extraña intimidad con esa mujer.

—Sabes, desde que te vi el día de la presentación del libro me gustaste mucho.

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